Desde hace años se viene advirtiendo de la necesidad de que la empresa malagueña gane en tamaño para poder competir en mejores condiciones en un mercado cada vez más competitivo y globalizado, algo lógico cuando se comprueba que el 97% de tejido productivo de la provincia está compuesto por micropymes que no llegan a los diez trabajadores. Esta impresión es plenamente compartida por la propia Confederación de Empresarios de Málaga (CEM) que, sin embargo, opina que el actual entorno normativo tampoco ayuda a que las empresas puedan dar ese ansiado salto de dimensión. Así lo afirmó ayer el presidente de la patronal, Javier González de Lara, que denunció la existencia de «barreras laborales, burocráticas y fiscales que dificultan en gran medida el crecimiento» de quienes apuestan por ganar tamaño. De hecho, la CEM anunció que está ultimando un informe que presentará presumiblemente este mismo mes y que recogerá un «inventario» con todos estos obstáculos.

«Se habla mucho de la necesidad de que la empresa malagueña y andaluza gane tamaño para asumir nuevos retos en materia de innovación o internacionalización pero no se dice cómo crecer. Nosotros creemos que un factor clave radica en identificar las barreras y por eso estamos elaborando este inventario», comentó el presidente de la CEM, que ayer celebró su asamblea general ordinaria en el salón de actos de la sede central de Unicaja, en la avenida de Andalucía. González de Lara afirmó que las principales trabas se dan «fundamentalmente» en la administración central y en la autonómica.

«Son barreras que están desde tiempos ancestrales y que nadie se ha preocupado de analizar y estudiar con rigor, porque nunca había existido esta necesidad de crecer y de asumir nuevos retos», dijo el responsable de la CEM, que añadió que su intención «no es ser críticos». «Lo que queremos es sentarnos con las administraciones e identificar de forma objetiva estas barreras normativas, legislativas, laborales y fiscales. Queremos que nos ayuden, para que esto se no se quede en el discurso político sobre la necesidad de crecimiento de las empresas andaluzas», comentó. Como ejemplo, el también presidente de la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA) apuntó que hay empresas que, por su tamaño, están obligadas a auditarse o tienen que cumplir ciertos requisitos en el ámbito laboral mientras que otras no. También recordó que en Europa la consideración de pymes abarca a las empresas que tienen hasta 250 trabajadores, por lo que lamentó que en España sigan poniéndose «barreras» en forma de requisitos a aquellas que sobrepasan los 50.

«Puede haber empresas que se quedan pequeñas por falta de capacidad en la gestión o porque no tienen acceso a la financiación. Pero nos preocupa más que se encuentren también con barreras que inhiban al empresario de tomar decisiones de crecimiento», expuso.

La digitalización, factor clave. Tras la asamblea general ordinaria, la CEM celebró la cuarta edición del Foro «Nuevos Retos, Nuevos Escenarios», que tuvo en esta ocasión como tema «La digitalización como factor clave de competitividad». La vicepresidenta de la CEM, Natalia Sánchez, recalcó que la digitalización, en el caso de las empresas, no es algo que se pueda escoger sino una necesidad y añadió que quienes no la implementen en su día a día «corren el riesgo de quedar fuera del mercado en pocos años».

«Las empresas que han acometido ya un proceso de transformación digital son un 10% más productivas, reducen sus gastos hasta el 20%, refieren un mayor grado de satisfacción de sus empleados, exportan el doble y duplican la creación de empleo de aquellas que no han abordado aún estos procesos», dijo.

El foro incluyó una mesa redonda moderada por el director general de la empresa aeronáutica malagueña Aertec Solutions, Antonio Gómez-Guillamón, y con la directora general del Territorio Sur de Telefónica España, María Jesús Almazor; el director general de Sophos Iberia, Pablo Teijeira; la directora de la delegación española de Comarch, Dorota Zimny, el vicepresidente de Sage Spain, Alfonso Franch; y el socio responsable de servicios jurídicos y tributarios en PWC, Nicolás Molina.

Gómez-Guillamón afirmó que la digitalización ha cambiado las relaciones de las empresas con sus clientes en todos los sectores y animó a ver este hecho como «una oportunidad», ya que la transformación digital «no es ya una ola, sino toda una marea». Por su parte, Almazor dijo que la digitalización debe ser adoptada por las compañías como «estrategia global» y recordó que es una inversión con resultados. «El 48% ha cambiado sus relaciones con los clientes a mejor». explicó. Franch añadió que la digitalización afecta al negocio, a la organización y al modo de aproximarse al cliente.