El espíritu de María Zambrano, quien se definió a sí misma como "una española, refugiada sin haber vuelto nunca más" en una carta dirigida a Picasso en 1970, revive ahora, veinticinco años después de su muerte, con una exposición de parte de su legado que se inaugura mañana en Málaga.

En aquella misiva mecanografiada, que se puede ver en las centenarias salas de la Sociedad Económica de Amigos del País, Zambrano se dirigía al pintor malagueño como "admirado maestro" y le recordaba cómo le había visitado hacía "muchos años" en su estudio de París.

Para refrescarle la memoria, le aseguraba que había sido la primera en escribir sobre su pintura, y se presentaba como "escritora de Filosofía con muchos libros y ensayos publicados", en una carta que tenía como fin último solicitar a Picasso ayuda para Luis Fernández, un pintor que no había tenido tanta suerte.

Esta carta es uno de los tesoros de los fondos de la Fundación María Zambrano, con sede en Vélez-Málaga, ciudad natal de la pensadora, que han sido seleccionados para esta exposición comisariada por Mariluz Reguero.

Otra de las joyas es una carta manuscrita de Albert Camus fechada el 12 de agosto de 1951, en la que el francés se interesaba por los derechos de autor de "El hombre y lo divino", el texto de Zambrano que el francés consideraba la obra más importante del siglo XX, y del que se encontró un ejemplar en la guantera de su coche tras el accidente que le costó la vida.

"A una artista se le recuerda por su obra", ha destacado Reguero, que ha escogido noventa piezas y cincuenta fotografías, entre ellas catorce cuadros de destacados artistas como Tapies o Miró, pero también objetos personales como sus gafas o la pitillera que sus amigos intelectuales iberoamericanos le firmaron cuando Zambrano iba a abandonar Cuba.

"Parte de mi vida y de mi corazón están unidos a América y concretamente a un país más que a ningún otro que se llama Cuba", confesó la filósofa.

También tendría palabras de una gran vigencia sobre el viejo continente cuando escribió: "Imposible que un europeo hable hoy sobre Europa sin que resulte una especie de confesión y hasta un llanto. Tratando de encontrar la esencia de eso que llamamos Europa, buscaremos también el principio de su posible resurrección".

La Fundación María Zambrano, que recibió todo su legado, atesora más de 3.000 cartas, la mayoría recibidas por la pensadora de los más destacados intelectuales de la época, además de medio millar de manuscritos con sus reflexiones, unos 2.500 libros de su biblioteca o casi seiscientos artículos que publicó en periódicos y revistas, entre otros muchos fondos.

Con un pensamiento adelantado a su época, María Zambrano mantuvo un compromiso político que no ocultó ni siquiera cuando el rey Juan Carlos le entregó el Premio Cervantes que no había podido recoger en el tradicional acto por sus problemas de salud.

En aquel momento, María Zambrano le dijo a Juan Carlos de Borbón que, como era bien sabido, ella era republicana, pero añadió un curioso elogio al entonces rey: "Usted sería un buen presidente de la República".