La familia y el abogado defensor de Rubén Guerrero Gómez, a quien la Fiscalía pide 18 años de cárcel por el presunto asesinato de su vecino, Alejandro Osuna, en la noche del 25 de septiembre de 2016 en Soliva, quisieron dar ayer su versión de lo ocurrido y explicaron que el encausado, actualmente en prisión, actuó en defensa propia porque fue agredido.

Según el fiscal, el fallecido y el presunto agresor tuvieron una discusión de tráfico en las puertas del garaje de la Avenida Escritor Antonio Soler, número 11 -Soliva-. Dos horas después, el fallecido fue a casa de Rubén a pedirle explicaciones por lo sucedido acompañado por su novia y otro vecino, pero el acusado abrió, dice la acusación pública, ya con un cuchillo y se lo clavó en el cuello.

La versión de la defensa difiere bastante de la del fiscal, y su abogado, Juan Fernández, asegura que tras el incidente, a eso de las 22.10 horas, tocaron insistentemente a su puerta y eran el perjudicado, algunos amigos y sus parejas, que iban, siempre según su escrito, «con ánimo de buscar pelea». No en vano, el letrado dice en su escrito que Rubén fue agredido por el fallecido con una piedra «de forma reiterada», lo que le impidió ver si había fuera más personas. El acusado, ensangrentado, se acercó a la cocina y cogió un cuchillo y, con ánimo de defenderse y para que no continuara la agresión ni hicieran daño a su novia, «se defiende con el cuchillo» hiriendo al fenecido. El letrado insiste en que actuó en legítima defensa y, por ello, pide su absolución.

La madre del encausado, Dolores Gómez, asegura que su hijo está hecho polvo y «sabe que ha matado a una persona, pero no entiende por qué pasó; vinieron a su casa a agredirlo, él no sabe por qué esperaron al otro día para hablar con él».

Su novia, Francisca Carvajal, afirma que, por lo menos, entraron hasta el salón de la casa seis personas, a lo que el letrado añade que la pelea mortal de necesidad se produjo en la entradilla de la casa. La pareja del encarcelado insiste: «Él intentó defenderse, y cuando se defendió fue cuando pasó. Si no hace eso no estaría vivo. Si no hubieran venido a mi casa él no estaría vivo».

Por tanto, mientras la acusación particular y la Fiscalía defienden que Rubén ya abrió con el cuchillo en la mano aquella fatídica noche, la defensa y sus familiares aseguran que, al abrir, fue atacado con piedras por un grupo de personas y el encausado, con la cara ensangrentada y tras ser agredido con una piedra en la cabeza, fue cuando cogió el cuchillo e hirió a la víctima en esa refriega, casi sin ser muy consciente de ello.

El abogado insiste en pedir su absolución por defensa propia; si ello no es así, solicitan la atenuante de legítima defensa, lo que le reportaría sólo dos años y medio.