Málaga es la provincia andaluza con mayor número de puntos calientes con riesgo de radicalización yihadista, una afirmación que tiene su peso específico a nivel nacional puesto que Andalucía es la segunda región con más focos sensibles tras Cataluña. Así lo revela el libro La España de Alá del prestigioso periodista español Ignacio Cembrero, corresponsal durante muchos años en Oriente Próximo y Marruecos y cuya obra recoge datos hasta ahora no revelados del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (Citco), organismo dependiente de la Secretaría de Estado de Seguridad que fue creado en 2014 por el Ministerio de Interior.

Según las cifras aportadas por este experto en el Magreb, que aclara que los datos se refieren a procesos de radicalización y que esto «no significa que se pueda producir un atentado», Málaga, la Costa del Sol, suma en torno a 1.180 de estos focos, una cifra que supone casi el 26% de los 4.543 registrados en Andalucía y el 3% de los casi 34.000 que el Citco contabilizaba en todo el país hasta finales de 2015. Estos puntos se referirían a mezquitas, oratorios, locutorios o cafeterías susceptibles de albergar individuos capaces de adoctrinar y reclutar jóvenes para organizar acciones violentas, según el informe.

Sólo Almería, que con 1.157 casos es la que en la región más llama la atención de los investigadores, según el autor, se acerca a las estadísticas malagueñas en Andalucía, ya que ambas juntas abarcan más de la mitad de los casos de la región y en ambos casos suman más del doble que la tercera con más puntos en Andalucía, que es Granada con 522. A Sevilla, por su parte, se le atribuyen 472 casos, por los 390 de Jaén, los 370 de Cádiz, los 290 de Huelva y los 154 de Córdoba.

Aunque el dato que afecta a Málaga capital y los principales municipios de la Costa del Sol están lejos de los atribuidos a Barcelona (6.168), Madrid (3.288), Murcia (2.789), Alicante (1.584) o Valencia (1.507), la provincia de Málaga forma parte del gran arco mediterráneo que constituye la puerta de entrada de buena parte de musulmanes susceptibles de radicalizarse. No obstante, desde la Costa del Sol hasta Gerona, las provincias mojadas por el Mediterráneo, suman más de 19.000 puntos de riesgo, más de la mitad de todo el territorio nacional.

Que Málaga sea una de las provincias más sensibles en asuntos de radicalización yihadista tampoco es una sorpresa, ya que desde hace más de diez años ha sido escenario de al menos media docena de operaciones policiales contra supuestas células instaladas en diferentes municipios en las que se produjeron más de una veintena de detenidos. Si mayoritariamente eran redes que supuestamente se dedicaban a reclutar muyahidines y enviarlos a Siria e Irak para que hicieran la guerra santa con actos terroristas o incluso suicidas, la historia reciente también señala a nuestro aeropuerto como el primero del país en el que se ha detenido a un radical que regresaba tras recibir formación militar, adoctrinamiento religioso y experiencia en combate en tierra santa. Desde 2006, la policía ya sabía que desde la Costa del Sol se catapultaba a los radicales reclutados por Al Qaeda en nuestro país, pero desde el 5 de enero de 2014 se comprobó que algunos terroristas tenían billete de vuelta.

Ese día, la Policía Nacional y la Guardia Civil detuvieron en el aeropuerto de Málaga a Abdeluahid Sadik Mohamed, acusado de pertenecer a la organización Estado Islámico de Irak y Levante, vinculada a Al Qaeda y de participar en la guerra santa en Siria.

El juez que lo envió a prisión argumentó que había sido seleccionado para atentar contra la prisión de Abu Ghraib de Bagdag (Iraq) y así liberar a los terroristas encarcelados.