­Una pequeña empresa puede competir con grandes multinacionales. Ésta es la historia de Román y Martos, una compañía andaluza con sede en Málaga y más de 30 años de experiencia en el sector del servicio de alimentación y distribución a la hostelería. Pese a la estructura familiar de la sociedad, la facturación anual de esta distribuidora especializada en el sector agroalimentario asciende a 25 millones, lo que supone un crecimiento superior al 15% respecto al último ejercicio.

El secreto del éxito de Román y Martos, a la que el pasado 14 de mayo, en una visita a Málaga, el presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, puso como ejemplo de emprendimiento, radica en «una apuesta por el empleo de calidad y por controlar el proceso de producción», señala a Europa Press Juan Román, hijo de uno de los fundadores y uno de los actuales gerentes. La sociedad opera con varias marcas propias, como Akai Tuna, la denominación con la que comercializa los productos derivados del atún rojo premium, uno de los pescados más demandados del mercado. La compañía es responsable de toda esta cadena productiva, que se inicia en el mismo estrecho de Gibraltar, donde faenan dos atuneros de la propia empresa, que copan el 33 por ciento de las capturas del puerto de Tarifa (Cádiz).

Los animales son sacrificados siguiendo técnicas milenarias japonesas y garantizando la máxima calidad y respeto por el producto, que en menos de cinco horas llega al restaurante tras pasar por la central de distribución de 12.500 metros cuadrados que Román y Martos tiene en el polígono La Huertecilla de Málaga. Román y Martos es uno de los referentes andaluces del sector agroalimentario y, además del atún, también comercializa otros pescados, mariscos, carnes, embutidos, quesos, conservas, especias, lácteos, aceites, vinagres y salsas, entre otros productos. Para ello, emplea otras marcas propias como El Pescaíto, dedicada a este producto tradicional del litoral malagueño, junto con otros pescados y mariscos. Por su parte, Yerbas Bajas distribuye todos los derivados cárnicos y Gold Fish está especializada en pescados congelados de importación para grandes superficies.

Uno de los retos empresariales de Román y Martos es la internacionalización. En este sentido, la empresa ya ha aterrizado en el mercado norteamericano.

Tras superar los exigentes controles de acceso de la Agencia Alimentaria Estadounidense, desde hace cuatro años exporta chocos, atún fresco, sardinas y lubinas. Su trabajo también le ha abierto puertas en mercados europeos como el alemán, el francés y el belga. El crecimiento de Román y Martos ha supuesto triplicar la plantilla en este tiempo de crisis.