«Cuando tenía 10 u 11 años ya coleccionaba sellos de América Latina y en la Universidad asistía a clases de Historia de América», cuenta José Antonio Sierra (Villanueva de Gómez, Ávila, 1936). Este interés también lo volcó en Irlanda, el país en el que residió más de 30 años: A su regreso a España, América Latina ya se estudiaba en todas las universidades del país de Joyce, algo que consiguió por el trabajo de difusión realizado en el Instituto Cultural Español de Dublín, que él mismo fundó en 1971.

Residente en Málaga desde hace doce años, José Antonio Sierra ha sido además uno de los principales promotores del Instituto Cervantes, entidad que propuso en 1986 y cuyas líneas generales diseñó en un informe encargado por los socialistas, incluida la propuesta de que la sede estuviera en Alcalá de Henares.

Con este bagaje, no es de extrañar que este incansable profesor se haya embarcado en la creación de la Asociación Círculo Cultural Latinoamericano de Málaga, que nació oficialmente el mes pasado. José Antonio llama la atención sobre el alto número de paraguayos y ecuatorianos que viven en la capital y sin embargo, la paradoja de que «España suspende en América Latina».

Por este motivo, la asociación se marca como objetivo «movilizar a los consulados, embajadas y organismos oficiales para que, a corto plazo, se cree en Málaga un Instituto Cultural de América Latina para promover las relaciones con Iberoamérica y apoyar a todas las instituciones de Málaga y provincia interesadas».

A partir del 1 de septiembre se entrevistará con todas las asociaciones de Málaga relacionadas con América Latina, incluidas las asociaciones de residentes, aunque en este mes y medio de funcionamiento ya tiene una buena impresión de la aventura cultural: «Las reacciones han sido muy positivas. Ya me escriben de América, tengo una web y estoy relacionado con más de 300 direcciones».

«No se trata de un edificio». José Antonio Sierra destaca que no existe un instituto de este tipo en Andalucía y subraya que «no se trata en los tiempos que vivimos, por motivos económicos, de contar con un edificio. Se trata de promover todo lo relacionado con América Latina: conferencias, debates, exposiciones...». En este sentido, pone de ejemplo que podría apoyar cualquier iniciativa del Ateneo, la Sociedad Económica de Amigos del País, la UMA o El Pimpi sobre Iberoamérica. «El ideal no es tanto un edificio pero sí, a lo mejor, una oficina, pero sin que este proyecto se convierta en algo burocrático».

José Antonio Sierra sigue en la brecha y precisa: «No se trata de monopolizar sino de que, si mi experiencia puede ayudar algo, es una satisfacción enorme devolverle algo a la sociedad».

Y un último apunte, «la principal función es la cultural porque cuando un instituto empieza a politizarse estropeas todo».

Si fue capaz de poner en marcha una red de estudios universitarios sobre Iberoamérica en Irlanda, se ve con fuerzas para poner las bases de una institución cultural de índole similar en Málaga, la tierra donde reside.