El 2016 está certificando una recuperación de las cifras de contratación hasta niveles prácticamente similares a los de antes de la crisis aunque, como vienen denunciando de forma reiterada los sindicatos, deslucidas por las elevadísimas tasas de temporalidad (que ya de por sí eran muy altas en la época del boom económico), por un creciente peso del empleo por horas en detrimento de la jornada completa y por una alta rotación laboral. Atendiendo únicamente al volumen de contratos, se comprueba que el mercado laboral de la provincia está generando este año, por el momento, la cifra más alta de contrataciones de la que se tiene constancia desde 2008. Según los datos del Observatorio Argos del Servicio Andaluz de Empleo (SAE), en la provincia se han firmado en los cinco primeros meses de 2016 casi 282.000 contratos, un cifra que supera en un 3,2% a la que se registraba a estas alturas del año anterior y que rebasa también a la del resto de ejercicios de la época de recesión, iniciada en 2008. Con estas cifras, el número de contrataciones roza el que se contabilizaba en 2006 y 2007 (294.000 y 287.000 contratos respectivamente), cuando el mercado laboral malagueño operaba a su máximo nivel. Pese a estas cifras de contratación, hay que recordar que Málaga sigue manteniendo un sensible déficit de empleo respecto a antes de la crisis. En concreto, la provincia tiene de media 65.000 personas menos trabajando que en 2007, año en el que la cifra de ocupados alcanzaba las 635.000 personas, según constataba hace unos días un informe elaborado por CCOO con las medias anuales de la Encuesta de Población Activa (EPA).

Los sindicatos reconocen actualmente la reactivación del mercado laboral en relación a los años más duros de la recesión pero lamentan que este repunte de las contrataciones venga sustentando fundamentalmente por un empleo temporal y a tiempo parcial algo que, en su opinión, relativiza mucho el mensaje de mejora económica pregonado desde el Gobierno de Mariano Rajoy, ahora en funciones. Hay datos que constatan esa precarización, aunque es cierto que la economía malagueña siempre se ha caracterizado por una alta temporalidad debido a su dependencia del sector servicios y a la estacionalidad de la industria turística. Si en 2007 la firma de contratos indefinidos alcanzaba porcentajes mensuales de hasta el 8,5%, la recesión y la falta de confianza de las empresas ha reducido aún más en los últimos años esa cuota a entornos del 6%, aunque en este 2016 ronda de momento del 7%. El otro 93-94% de los contratos son así de carácter temporal con una duración media de mes y medio (48,8 días), un plazo aún más corto del que había antes de la crisis (55 días), según otro estudio publicado por CCOO a finales de 2015. El sindicato afirma además que dos de cada tres contratos temporales que se firman en Málaga (un 66,9%) tienen una duración inicial inferior a un mes, un porcentaje once puntos superior al de antes del inicio de la recesión.

Además, en estos años se ha disparado la modalidad del contrato a tiempo parcial, que ya supone entre el 40% y el 60% de las nuevas altas según la época del año, sobre todo en segmentos como la hostelería. En concreto, el empleo por horas representa ahora el 41% de los contratos que se firman cada mes cuando hace cuatro años, antes de la última reforma laboral, sólo eran el 25%. Según CCOO, desde 2007 hasta ahora el número de trabajadores con contratos por horas ha aumentado un 40% en Málaga, con lo que esta modalidad ha pasado de representar el 14,3% del empleo a ostentar un peso del 22,4% o, lo que es lo mismo, algo más de uno de cada cinco trabajos. Los sindicatos temen que esta cuota siga al alza y aseguran que la mayoría de las personas que trabaja con esta modalidad no lo hace por elección sino porque no encuentra otro tipo de empleo. Tanto el secretario general de CCOO en Málaga, Antonio Herrera, como su homóloga de UGT, Auxiliadora Jiménez, vienen denunciando por otro lado que esta modalidad esconde casos de «fraude» y «economía sumergida», ya que hay trabajadores que echan más horas de las que estipulan sus contratos.

La propia Confederación de Empresarios de Málaga (CEM), por boca de su presidente, Javier González de Lara, reconoce que el empleo generado «no está siendo evidentemente de la calidad que queremos», aunque alega que la incertidumbre política y la persistencia de la crisis lleva a las empresas a seguir apostando mayoritariamente por los contratos temporales y por el tiempo parcial. «Todavía hay cierta desconfianza y se sigue esperando a la consolidación del crecimiento, aunque lo importante es que se está creando empleo, y eso revela que vamos avanzando. Hace falta crear más y con mejores condiciones, algo que ocurrirá seguro», señala.

Al margen de la calidad del empleo, las cifras de contratación de 2015 sí han posibilitado que el paro en Málaga a cierre de mayo (173.878 personas) se sitúe en sus niveles más bajos desde 2010 y que la cifra de afiliados a la Seguridad Social (551.907) presente su cifra más alta para ese mes desde los casi 589.500 de 2008, en el arranque de la crisis. En cuanto al desempleo, y pese a la tónica general de bajada (en Málaga hay 11.351 parados menos que hace un año), persisten fenómenos muy preocupantes. Casi el 55% de los parados no percibe ninguna prestación tras haber agotado todas sus coberturas. Además, el número de parados de larga duración con más de un año intentando encontrar trabajo sin éxito (más de 81.000 un 46,8% del total de desempleados) sigue siendo el triple que al inicio de la crisis. El dato es prácticamente idéntico al de los 80.568 desempleados que son mayores de 55 años, un colectivo de difícil reinserción laboral y que, según los sindicatos, corre el riesgo de que su situación se haga crónica.