La maquinaria pesada volverá a la desembocadura del Guadalmedina para retirar los lodos negros que generan el mal olor y que han sido objeto de un estudio de Emasa para determinar su origen.

La elección del lunes para acometer la retirada de este material no es casual, ya que se ha elegido el día con la marea más baja, de forma que se pueda actuar con libertad en toda la zona de la desembocadura. Estos trabajos continúan a los realizados los días 21 y 22 de marzo pasado, cuando una retroexcavadora y un camión cubra retiraron unos 20 metros cúbicos de lodo, que fueron transportados a un vertedero para su tratamiento.

El material que se elimina es un barro de color negro y de una textura pastosa de gran consistencia. Los técnicos de Emasa barajan tres posibilidades sobre su origen: que sean residuos orgánicos arrastrados desde las canalizaciones de desagüe; que procedan de la zona alta del río y acumulados durante los desagües de la presa de El Limonero; o que sean algas procedentes del mar que se han ido acumulando en la desembocadura por efecto de las mareas.

La retirada periódica de lodos es una de las medidas adoptadas por Emasa para paliar los problemas de mal olor que padece todo el entorno de la desembocadura. Para ello se aplicó una capa de hormigón en parte de la desembocadura, permitiendo la entrada de la maquinaria pesada para la limpieza.