­La puerta de entrada hacia un futuro mejor está muy cerca para aquellos africanos que apenas tiene trabajo y una vida digna en su país. Para alguno de ellos no queda más remedio que coger una pequeña mochila con agua, la ropa puesta y montarse en una patera, donde apenas caben 30 personas. ChetatukwuLoc, Cheta, un nigeriano de 26 años, pisó suelo español por primera vez con 16 años. «Yo vivía en Lagos. Al principio no quería venir. Dejar a mis amigos, a mi familia... Yo quería seguir en Nigeria».

Una vez que Cheta entró en España, acostumbrarse fue más difícil para él de lo que creía. Llegar aquí fue un cambio radical de 180 grados ya que Cheta apenas sabía nada del país. El idioma, la cultura y la sociedad eran un mundo nuevo para él: «me sorprendí cuando llegué y vi que aquí se hablaba español, no inglés como yo creía», explica Cheta.

Cheta no había venido solo a la Península Ibérica. Su tía nigeriana le acompañó en este viaje. Sin embargo, ella decidió regresar a su tierra, mientras que Cheta quería terminar lo que había empezado: el comienzo de una nueva vida. «Vine a Málaga precisamente por recomendación de unos amigos que estaban aquí desde hacía un tiempo. El poco dinero que tenía me lo gasté en el viaje. Una vez que llegué aquí estuve viviendo en un piso compartido, pero apenas tenía dinero». Para poder comer y pagar el piso, Cheta tuvo que ganarse el jornal vendiendo cosas por la calle aunque no era suficiente. Finalmente, Cheta tuvo que dejar el piso y vivir en la calle. «Aquello me desmoralizó muchísimo», comenta Cheta angustiado.

Gracias a Málaga Acoge, el nigeriano encontró un lugar donde empezar a labrar un futuro mejor, con perspectivas laborales. «Después de vivir en la calle, durante un tiempo estuve en la caseta de un campo de fútbol de La Palmilla, a cambio de limpiar y guardar aquello. Allí, uno de mis amigos, me dijo que fuese a Málaga Acoge, que me podían echar una mano en muchos temas», argumenta Cheta.

Málaga Acoge, a través del área de empleo de la organización, ha ofrecido a inmigrantes como Cheta varios cursos como camarero, manipulador de alimentos, calidad y atención al cliente. «Como no tenía los papeles en regla no podía hacer prácticas ni conseguir un contrato de trabajo. Gracias a la ayuda de Málaga Acoge salí de una situación de desamparo. En marzo de 2015, viví durante seis meses en un piso de acogida gestionado por Málaga Acoge», aclara el joven nigeriano.

Cheta consiguió el año pasado el título de la ESO. «Soy muy nervioso y ahora mismo estoy trabajando de camarero y a la vez hago un curso de entrenador de fútbol y soy voluntario de Cruz Roja dando apoyo a los niños hospitalizados en el Hospital Materno Infantil de Málaga. Estoy muy feliz». Por fin Cheta, a sus veintiséis años de edad, residiendo en España más de diez años, ha conseguido un certificado penal de Nigeria, aunque según él, el mayor problema ha sido conseguir un contrato de trabajo. «Gracias a Málaga Acoge ahora tengo el contrato, el permiso de residencia y mi pasaporte en regla. Me han ayudado mucho, no sabría que hubiera hecho sin ellos», afirma Cheta.

Después de un largo recorrido y de haber pasado malos momentos desde su viaje a España y su vida en Málaga, Cheta está deseando volver a visitar a su familia en Lagos. Le espera un futuro cargado de sorpresas.