«Por lo que estoy pasando no se lo deseo a nadie», así explica la situación que está viviendo Caño-Santos Cores Regueras, malagueña que lleva toda la vida viviendo en el barrio Cruz del Humilladero. Cores va a ser desahuciada junto a su marido de origen nigeriano, Kris Ojepen, el próximo 1 de julio a las 10.30 de la mañana, por impago de una deuda de 4.000 euros, cantidad que, según la malagueña ha podido conseguir a medias, es decir, 2.000 euros. El matrimonio solo pide paciencia y tiempo para recaudar el dinero restante. «Llevo pagando la deuda desde hace 7 años. He conseguido la mitad. Solo pido dos meses más para poder pagarla entera. Yo no me niego a pagar. Solo necesito más tiempo», argumenta la malagueña.

Caño-Santos Cores padece una minusvalía acreditada desde hace bastante tiempo, pero aún no ha recibido el papel que lo justifique, por lo que le impide buscar trabajo. «Yo he trabajado toda mi vida, sobre todo en las cocinas. Hace bastante que ya no trabajo. Entre mi minusvalía, que he sufrido muchas operaciones en los pies y las manos que las tengo muy mal, no voy a conseguir trabajo».

Kris Ojepen tampoco goza de trabajo a pesar de que desde que llegó a España ha hecho cursillos de todo tipo para poder encontrar trabajo. Sin embargo, si el desalojo sigue adelante, Ojepen volverá a Nigeria. El matrimonio vive gracias a la paga del paro, 450 euros. Sin embargo, están esperando una ayuda de tres meses

La malagueña critica el hecho de que vaya a la calle sin sus pertenencias cuando ni siquiera el inmueble pertenece a la deuda. Según Cores, le corresponde todo «menos las cuatro paredes que sustentan el piso. Todo lo he comprado con mi dinero y no pertenece a la vivienda. No es justo que me dejen en la calle y se queden mis cosas», explica angustiada Caño-Santos Cores.

Colecta en Cataluña

Hay luz en el caso de Caño-Santos Cores y es que parte de sus familiares están haciendo lo posible para recaudar fondos para detener el desahucio. «Una de mis hermanas vive en San Sadurní de Noya. Este mes son las fiestas de los barrios y han hecho una rifa de un jamón y el dinero va destinado para mí. Además, el día 23 van a hacer una paella y como en la rifa el dinero irá para mi bolsillo».

Cores y Ojepen solo esperan un milagro que les salve de su situación. «No quiero quedarme en la calle, no tengo a dónde ir», habla con tristeza Cores. El número de desahucios en Málaga no baja desde 2010 y el matrimonio espera poder seguir en su piso.