Son en términos oficiales más de 56.000 residentes. Pero los cálculos municipales apuntan a que en la provincia de Málaga conviven al menos 75.000 británicos. La mayoría tienen miedo. Puede que en público expresen que la soberanía de las Islas está por encima de Europa, pero lo cierto es que de momento no tienen ni la menor idea sobre si podrán conservar los privilegios médicos que en España reciben por ser ciudadanos de la Unión Europea.

En el recorrido por el litoral costasoleño, de Benalmádena a Estepona, encontramos a la mayoría de esos miles de malagueños adoptivos, con orígenes británicos. Lidera la lista Mijas, con sus alrededor de 11.000 residentes empadronados, seguida de Fuengirola -unos 5.500-, Benalmádena y Estepona -5.000 y 4.500, respectivamente-, y Marbella, con casi 4.000. Málaga alberga a dos de cada tres británicos residentes en Andalucía y a un quinto del total en España.

Si a su vez acapara el territorio español el máximo número de residentes originarios de las Islas en todo el contexto europeo, tampoco extraña que los ayuntamientos mencionados y otros con una importante cuota de residentes foráneos muestren su preocupación. Es el caso del Ayuntamiento de Torremolinos, que ayer colgó la bandera de la Unión Europea del balcón consistorial «como muestra del apoyo a unos dos mil habitantes que integran la comunidad británica en la localidad».

«Realmente lo que nos parece más preocupante es el estado de indefensión, inseguridad e inestabilidad que pueda generar en estas personas, que llevan viviendo durante años en nuestro municipio y en la Costa del Sol», matizó el regidor, José Ortiz (PSOE).

Su homólogo en Marbella, José Bernal (PSOE), aclaró que la decisión del pueblo británico «no conllevará una ruptura abrupta» e incluso considera que se establecerán relaciones bilaterales con España, como ocurría antes de que el Estado español se integrase dentro de la Unión Europea.

Por su parte, la coordinadora del Departamento de Extranjeros en Mijas, Annete Skou, reconoció que ayer se extendió un sentimiento de «mucha tristeza» en su municipio. «Muchos residentes llevan años y años residiendo aquí y ya han expresado su deseo de adquirir la nacionalidad española», agregó.

Consecuencias del populismo. El alcalde mijeño, Juan Carlos Maldonado (C´s), agregó: «No es una buena noticia para Europa, tampoco para el Reino Unido, y mucho menos para España o Mijas en concreto. Se incorpora una incertidumbre que, en términos económicos, puede afectarnos significativamente», argumentó.

Maldonado agregó que lo ocurrido es consecuencia del «populismo que se está extendiendo». En este sentido apostó por unas nuevas políticas en España, «que acaben con los recortes y esa sumisión que hasta ahora se ha producido».

También quiso mostrar su tristeza el portavoz de la asociación escocesa Amigos de Nessie, Ian Scorgie: «Es un mal día en la historia del Reino Unido», argumentó este residente jubilado de Torremolinos. «No sabemos qué va a pasar, mi pensión va a ser menor si la libra se devalúa y voy a tener menos dinero para mí y mi esposa», expresó.

La misma preocupación mostró la directora de una academia de inglés de esta misma localidad costasoleña. Debbie Shaw, de 40 años y madre de dos hijas, aún tardó en asimilar ayer lo sucedido. Recordó que sus padres viven en Yorkshire y votaron a favor de la permanencia en la Unión Europea. De hecho, tanto en Escocia como en otros territorios fue mayoritario el «no» al Brexit, por lo que ahora se plantea incluso la opción de que puedan plantearse segregaciones tanto en tierras escocesas como en Irlanda del Norte.

«Mis padres no quieren tener que pedir una visa para venir a ver a sus nieta», matizó Shaw en relación al miedo con el que se levantó ayer toda la familia. Temen, no sólo que no puedan usar la tarjeta sanitaria europea, sino que deban adquirir seguros privados que recorten significativamente su actual posición económica.

Por lo pronto, más allá de que la desconexión tardará en llegar al menos dos años, numerosos residentes también vieron ayer cómo sus fondos de inversión en libras se desplomaban, con el consiguiente pánico a verse casi arruinados.