La lucha contra la pesca de inmaduros se recrudece en la Costa del Sol durante los principales meses de verano, cuando la fortísima demanda que sufre el sector hostelero alimenta la actividad de los furtivos. Con los meses más intensos por llegar, el balance del mes de mayo de Inspección Pesquera arrojó la incautación de 4 soltas (redes de pesca) y más de 3.000 kilos de género por diferentes motivos. Según los datos aportados por la Consejería de Agricultura y Pesca, la mayor parte de toda esa cantidad, 1.067 kilos (513 de chirlas, 21 de pirulo y 533 de boquerón), se requisó por no tener el producto una talla reglamentaria.

Por su parte, la ausencia de etiquetado y desconocer su procedencia provocó que se retiraran otros 925,4 kilos que se repartieron entre los 230 de jurel, 90 de pulpo, 2 de galera, 40 de rape, 121,7 de gamba, 100,7 de cigalas, 5 de langostinos, 6 de merluza, 31 de salmonetes, 3,5 de carabineros, 8 de brótolas, 28 de potas, 16 de calamares, 3,5 de camarón, 40 de chirlas y 200 de concha fina. Sin etiqueta y por ser inmaduros, los inspectores retiraron hasta 913 kilos, esta vez de chanquete, boquerón, cañailla, merluzas, chirla, calamares y pulpo.

Además de los productos retirados del mercado, a los inspectores les dio tiempo en mayo a realizar 108 inspecciones y a levantar otras tantas actas, de las que 25 tenían una o más infracciones. El mayor número de estas se registraron durante la inspección de vehículos que transportan pescado, ya que en 10 de las 14 inspecciones se detectó infracción. En número de actas que reflejan alguna irregularidad le sigue Mercamálaga, donde siete de las diez actas levantadas acabaron con infracción. Según este balance, la más común es la tenencia y/o faenar al inmaduro (16) y las infracciones por etiquetado (14).