El buzón colectivo, a la entrada del barrio, es como una gran colmena con 37 celdas, una por cada familia o propietario del Cortijo del Conde, un diseminado de Campanillas a sólo un kilómetro de la ampliación del PTA, al que se accede por una cómoda carretera asfaltada.

Y sin embargo, a ojos de Correos da la impresión de que se trata de un inexpugnable puerto de montaña. Así se sienten los cerca de 150 vecinos de este diseminado después de que el veterano servicio postal les haya autorizado a tener un panel de buzones a la entrada del barrio, que les ha costado 1.800 euros, para a continuación desdecirse y, finalmente, ofrecer una solución intermedia: situarlo a un kilómetro del Cortijo del Conde, por lo que se sienten discriminados.

«Los vecinos recogen las cartas hasta ahora en una tienda de La Fresneda. Hay personas mayores que tienen que ir al médico y cuando reciben las cartas ya llegan cumplidas», critica Carmela Fernández, presidenta de la asociación de vecinos de Campanillas.

Como explica Remedios Muriano, vecina del diseminado, «llamé a la central de Correos en Madrid, les expliqué el caso y me dijeron que no había ningún problema». A continuación, el pasado 1 de abril, cuenta que el sustituto del jefe de Correos de Campanillas «nos dijo que tampoco habría problema de tener el panel de buzones y a la entrada del barrio».

Sin embargo, cuando costearon los 1.800 euros del panel, se encontraron con la negativa del responsable de Correos, ya no el sustituto. «Al principio dijo que no y que no, que para recibir el correo teníamos que tener más servicios públicos».

A este respecto, Andrés Ruiz, marido de Remedios, enumera que el barrio cuenta con alumbrado público, acuden autobuses de colegios e institutos a recoger a los niños y los vecinos han solicitado que pase la línea 28 de la EMT. «Yo creo que sí recibimos servicio público», recalca.

Con el paso el tiempo, la postura de Correos ha variado, cuenta Andrés. «Después nos ha ofrecido que retrasemos un kilómetro los buzones (hay dos kilómetros desde la Carretera de la Fresneda) pero para eso habría que pedirle permiso a los dueños de unos cortijos», destaca. Para Carmela Fernández, la solución no es obligar a los vecinos a que sigan recorriendo una gran distancia para recoger sus cartas: «Esa propuesta es querer fastidiar a los vecinos. Correos tiene que dar un servicio público».

Remedios Muriano subraya que en el barrio se sienten «discriminados por Correos», porque diseminados con menos servicios como la Barranca del Ciprés, sin autobús escolar, «pusieron buzones y consiguieron que llegasen las cartas». A su lado está Josefa Montilla, de 71 años, pendiente de una operación de vesícula: «Y tengo que estar pendiente de la tienda de la Fresneda todos los días».

Los vecinos reclaman el servicio que Correos les aseguró que les prestaría y han pedido ayuda al Ayuntamiento para que respalde la reivindicación.

Respuesta de Correos. Un portavoz de Correos declaró ayer que el jefe de distribución de Campanillas ya sugirió a los residentes «dónde instalar el panel de buzones en cumplimiento de la normativa (Real Decreto 503/2007) , que también les fue facilitada por el jefe de la unidad». «En cuanto los buzones se instalen en el lugar apropiado y consensuado se comenzará la distribución de correspondencia», destacó este portavoz.

Los vecinos siguen reclamando que sea a la puerta del barrio.