­Luis García Pascual es inspector jefe del cuerpo de Policía Nacional y responsable de la sección operativa contra la explotación sexual infantil en internet de la Brigada Central de Investigación Tecnológica. «Grooming: protección del menor en la red» es el título de la ponencia que ofreció ayer dentro de los Cursos de Verano de la UMA en Archidona.

¿En qué situación se encuentra actualmente el ´grooming´?

Todos los delitos que se cometen a través de la red están aumentando. Los delincuentes utilizan esta vía para cometer los delitos que antes eran tradicionales. Pero por otro lado, también han mejorado las capacidades de la policía, tenemos elementos que nos permiten averiguar más rápidamente los delitos y llegar hasta el final de la investigación

¿Qué métodos utilizan los adultos que intentan captar la atención de los menores?

Se intentan hacer pasar también por menores. Contactan con ellos a través de chats, aplicaciones o redes sociales. Buscan los gustos de los niños y crean una personalidad falsa que hace que los menores sientan que están ante un igual y, por tanto, bajen la guardia.

¿Siguen un patrón común estos delincuentes?

Los patrones van cambiando según van siendo detectados. El caso más habitual es el del acosador sexual en internet que no busca un contacto físico directo con el menor. Quiere que éste le envíe fotografías, realiza actos obscenos a través de la webcam, para luego trasmitir todo esto a los foros de pederastas que tanto abundan en la red.

Por lo tanto, existen grupos organizados.

Por supuesto. Es uno de los graves problemas que tenemos. El crimen organizado ha hecho de la pornografía infantil y del abuso sexual un negocio, que existe porque hay demanda.

¿La red es más peligrosa que el contacto directo para que se produzcan estos delitos?

Hoy en día el mundo virtual y el mundo físico se están fundiendo. No sabría decir si tiene el mismo o diferente peligro, aunque sí está claro que la red amplifica cualquier cosa. Cualquier daño que se le haga al niño se amplifica y, por lo tanto, sufre más y es más conocido por el entorno.

¿Cómo pueden actuar los padres en el caso del ´grooming´?

Existen una serie de pautas que son lógicas, sobre todo el sentido común. Si los padres ven que el niño tiene una adicción especial con el móvil, lo rechaza de pronto o, incluso, presenta notas bajas en el colegio cuando no es lo habitual, es que algo pasa. Entonces hay que indagar, es el deber de los padres velar por los hijos y deben tener confianza.

¿Influye el miedo para que los niños no se atrevan a denunciar estos casos?

Sí influye. Pero también existe la desconfianza de los menores hacia un castigo paterno. Por eso hay que generar confianza entre padres y niños en lo referido al uso de internet, ya que en muchas ocasiones los menores piensan que pueden solucionar cualquier problema que tengan.

¿Qué le preocupa más actualmente a la Policía?

El cambio que ha producido internet en las personas que tienen gusto sexual por los menores. Personas que antes eran solitarias han pasado a una comunidad que les protege, que les da fuerza, que les hace tener esperanzas de que la pedofilia va a ser una opción sexual más en el futuro, que les dice cómo tienen que manejar a los menores y así evitar que sean detectados.