­Equipos de la Policía Nacional de Murcia y Madrid se desplazaron a mitad del pasado mes de febrero hasta la finca La Loma, propiedad de Juan Antonio Roca y ubicada en la localidad murciana de Los Alcázares, para tratar de descubrir si el principal condenado del caso Malaya, contra la corrupción urbanística y política en Marbella, escondía documentos o dinero en un zulo ubicado junto a un olivo del enorme cortijo agrícola, aunque finalmente, y tras peinar durante horas milimétricamente el suelo, sólo pudieron hallar que había tierra movida al lado del árbol, «como si alguien hubiera echado allí escombros», pero ni rastro del habitáculo, según pudo saber La Opinión de Málaga de fuentes jurídicas.

Esta historia también fue confirmada por fuentes fiscales. Según explicaron, por informaciones confidenciales llegó a las autoridades el rumor de que Roca podría esconder dinero o documentos en un zulo de La Loma. Fuentes fiscales aseguraron que, a lo largo de los diez años en los que se ha tramitado el proceso, «se han producido numerosas comunicaciones de este tipo». El tribunal, presidido por José Godino, y la Fiscalía Anticorrupción andan ahora buscando dinero de los condenados hasta debajo de las piedras con el fin de que la suma de multas y responsabilidades civiles acabe en Marbella -o en las arcas del Estado, según corresponda-, por lo que decidieron autorizar una actuación policial para determinar la veracidad de la información.

Ello implicó que, bajo un gran secreto, se autorizara a funcionarios especializados de la policía, provenientes de Murcia y Madrid, a que peinaran la extensa finca agrícola, de 164 hectáreas, para buscar el habitáculo. La explotación cuenta con 62.000 árboles, fundamentalmente naranjos, que producen cada año ocho millones de kilos de naranjas que son vendidas en casi un millón y medio de euros, lo que se utiliza para pagar la administración judicial del enorme patrimonio del exasesor. La finca está a la venta en la página web en la que se subastan los bienes del cerebro de Malaya por 27,5 millones de euros. Junta a la Caridad -en San Pedro de Alcántara-, está considerada una de las joyas de la corona de la familia.

En esa finca hay pocos olivos, por lo que se pudo poner cerco fácilmente a la zona en la que podría encontrarse el «habitáculo» al pensarse por los investigadores que ese árbol pudiera ser la referencia. Incluso, se usaron modernos equipos técnicos capaces de detectar movimientos de tierra inferiores a la primera capa de la superficie y un helicóptero con georradar, una tecnología similar a la usada para buscar los cuerpos de los niños cordobeses asesinados por José Bretón o, incluso, para localizar el cadáver de Federico García Lorca. El aparato peinó el extenso cortijo sin suerte, puesto que, según las diversas fuentes consultadas, «no se halló nada de nada, salvo que se había movido la tierra junto a uno de los olivos, aunque no quedaba clara la cosa y no hubo resultados concluyentes. Es como si hubieran echado escombros». Del zulo, ni rastro.

La operación fue llevada bajo un estricto secreto, aunque finalmente hayan resultado infructuosos los intentos por localizar dinero o documentos del Jefe. Las pesquisas se desarrollaron durante un día entero e, incluso, se examinaron fotografías de la explotación.

A lo largo del procedimiento, se han recibido diferentes informaciones confidenciales sobre lugares en los que Roca podría ocultar presuntamente dinero aún no controlado por las autoridades, y, de hecho, durante la instrucción ya se investigó en la finca de La Caridad (en 2008) y en la propia casa marbellí del exasesor.

Más de diez años después de que estallara el caso, los investigadores siguen buscando dinero de Juan Antonio Roca.