La dirección de Limasa ratificó este martes el despido del trabajador que, tras una investigación, se descubrió que inflaba a su favor facturas de un proveedor de la empresa con el que estaba en connivencia.

El despido se consumó en la reunión de la comisión laboral, un órgano que reune a representantes de la empresa y los sindicatos para dirimir asuntos de disciplina laboral.

Aunque el trabajador, hasta ahora jefe de Compras de Limasa, negó los hechos de que se le acusaba en el pliego de descargo que firmó y aunque los sindicatos trataron de rebajar la decisión, la empresa se mantuvo en el despido que fue ratificado pese al rechazo sindical.

Se trata de un despido disciplinario, por lo que el trabajador no tiene derecho ni a indemnización alguna ni a cobrar el desempleo, únicamente tiene derecho a recibir el finiquito con la parte de la nómina de los días que ha trabajado y aún no ha cobrado, y la parte proporcional de las pagas y las vacaciones.

El trabajador podrá ahora recurrir a los tribunales y si obtuvise un pronunciamiento de despido improcedente podría recuperar la indemnización qie ahora le niegan.