El Club Málaga Valley se reinventa. Diez años después de su fundación, y con una presencia, los últimos meses, más desdibujada que en sus inicios, la plataforma, impulsada con el objetivo de pilotar la proyección internacional de la ciudad y su expansión en la industria tecnológica, estrena una nueva etapa. Y lo hace de la mano de la que está llamada a ser su cara visible y principal tarjeta de visita: la empresaria y exministra Cristina Garmendia, que en su primera visita de trabajo como presidenta, ayer en el PTA, adelantó las que serán sus líneas maestras de gestión para los próximos años: avanzar en el conocimiento y el prestigio del proyecto en los mercados internacionales, atraer inversiones y talento y profundizar en la relación de las empresas e instituciones locales, entre ellas, la Universidad de Málaga (UMA).

La nueva responsable de Málaga Valley, que sustituye en el cargo a Javier Cremades, a su vez presidente de honor de la organización, insistió en los desafíos que se abren para el conglomerado de empresas en este nuevo periodo; la que fuera responsable de la cartera de Ciencia en el gabinete de Zapatero quiere una entidad con más participación, más colaboración con la UMA y más consenso. Y se marca como objetivos de partida trabajar en la comunicación -algo muy demandado por los miembros- y construir una asociación apetecible y abierta, con capacidad de integrar y sumar esfuerzos.

Garmendia se mostró convencida de la capacidad de Málaga para reclutar el interés de las firmas del sector y convertirse en un polo de imantación con sello propio y potencial de liderazgo. «España se ha convertido en uno de los países más interesantes para invertir en I+D+i», dijo.

Respaldada por casi un centenar de empresarios y por el resto de la cúpula de la organización, incluido el alcalde, Francisco de la Torre, la también presidenta de la Fundación Cotec dejó claro que aspira a que la plataforma no se diluya frente a su propio espejo y se mantenga siempre alerta, con auditorías constantes para medir el impacto de cada una de sus acciones. La primera piedra de toque le vendrá a la organización el próximo octubre, cuando está previsto que se produzca un encuentro entre empresas alemanas y malagueñas, con visita incluida a las instalaciones de las firmas implantadas en el PTA.

El fundador y presidente de honor del proyecto, Cremades, incidió en que la estrategia se volcará a partir de ahora en tocar puertas de rincones y mercados con ambición y posibilidad de invertir en Málaga, ya sea en tecnología o en alguna de sus industrias colaterales, incluida la cultural y de innovación, que fue mencionada por la propia Garmendia.

El Club Málaga Valley vuelve a la carga dispuesto, según Cremades, a «oír, compartir y proponer», por lo que tendrá muy en cuenta las sugerencias de sus asociados. Una de las primeras decisiones adoptadas en este sentido ha sido la de imprimir un carácter rotativo al cargo de vicepresidente y anfitrión local en el que actualmente se desempeña Antonio Gómez- Guillamón. La plataforma tantea su nuevo camino con una diferencia significativa respecto a su pasado inmediato: la retirada de la subvención anual municipal -de alrededor de 175.000 euros- que ha caído en saco roto después de las protestas de los grupos de la oposición y de la votación correspondiente en el pleno.

Garmendia, que dijo no preocuparse por este revés a la financiación, ha empezado su dirección, que se hará oficial también en octubre, con una bienvenida repleta de elogios por parte de sus principales valedores en la plataforma. «Es la líder máxima que podemos encontrar en España en esta materia», sentenció De la Torre.

La presidenta aseguró que pondrá al servicio de Málaga Valley toda la estructura de la Fundación Cotec, integrando a la ciudad en proyectos comunes con el resto de capitales en las que la organización, dedicada a la promoción de la innovación, cuenta con sede. Además, perseveró en la necesidad de conferir a la entidad «un ángulo municipal» y participativo.