La comunidad de propietarios de las mininaves y las empresas cercanas al portón dos del número 11 de la calle Diderot, ubicada en el Polígono Industrial Guadalhorce, buscan una solución que ponga fin a la acumulación de basura en la calle, un problema que se acrecienta con las altas temperaturas de los meses de verano. La raíz del problema se encuentra en que, según la normativa del Ayuntamiento, cada empresa debe disponer de un contenedor propio donde depositar la basura industrial para que Limasa pueda recogerla.

«La mayoría de las empresas tienen su contenedor, lo que pasa es que tiene un coste de entre 400 y 500 euros, y algunas no quieren asumirlo», explica a este periódico Rocío Cañada, empleada de la empresa alemana Winterhalter. De esta forma, los vecinos de la zona que no están dispuestos a pagar para que puedan recoger su basura, depositan los residuos en el suelo.

La acumulación de basura se hace delante del Mesón Zalea, donde se han visto cucarachas y ratas en numerosas ocasiones. Los trabajadores de la taberna aseguran haber presentado varias quejas, pero no reciben respuesta: «Se avisó al Ayuntamiento y a la Junta de Andalucía, pero parece que no se ponen de acuerdo», indican.

En la verja junto a la que se depositan las bolsas de basura hay un cartel de la comunidad de propietarios de las mininaves, donde se informa a los vecinos de la necesidad de comprar un contenedor propio y dejarlo en la vía pública los martes y viernes antes de las 14.00 horas para que Limasa pueda retirar la basura entre las 14.00 y las 19.00 horas. Aun así, desde Winterhalter señalan que no es una solución, porque a la gente le da igual y continúa depositando los residuos en la calle.

«Entendemos que Limasa no está obligada a recogerlo, porque la basura no está en un contenedor, pero no podemos convivir con esta situación. Han venido compañeros de Alemania y la imagen que deja esto no creo que sea la más adecuada para la ciudad de Málaga», reconoce Rocío Cañada.

Punto limpio. Por otro lado, la empresa que no disponga de un contenedor de su propiedad, debe llevar sus residuos a un punto limpio, ubicado a 500 o 600 metros de las mininaves. Isaac Martínez, de la asesoría Martínez Correa, critica la inadaptación al horario del polígono por parte de la empresa privada que gestiona el punto limpio: «Cierra a las 13.30 horas, lo que nos parece un poco absurdo cuando generamos unos 60 kilos de basura al día».

Valentín Martínez, por su parte, apunta que «ha habido quejas que se han tirado durante más de 20 días sin gestionar», además de subrayar que se trata de «uno de los polígonos más importantes de la ciudad» y se queja de tu «total abandono» por parte de las autoridades: «Pagamos basura industrial, pagamos su retirada y su gestión, pero no se nos recoge». Asimismo, recuerda la visita de un inspector del Ayuntamiento, pero señala que finalmente «no se multó a nadie ni se planteó ninguna solución».

Desde la comunidad de propietarios de las mininaves afectadas aseguran que disponen de contenedores propios, pero que gente de otras naves deja la basura donde quieren: «Lo normal es que vengan a inspeccionar y se preocupen un poco más, no poner una multa al primero que pillan», reclama una de las empleadas de la zona. «El polígono genera mucha riqueza y nos han tenido abandonados», apunta.

En Winterhalter señalan que el problema empezó en marzo y desde entonces es constante, porque una vez que el Ayuntamiento da la orden y se recoge la montaña de basura acumulada en la calle, vuelve a crecer una nueva por la ausencia de contenedores públicos y de una sanción económica a quien deposite los residuos.