Sin globos cayendo del techo, sin fuegos de artificio ni grandes turbulencias. Un apretón de manos y la entrega de un bono de viajes valorado en 50 euros fueron suficientes para detectar que los tornos de seguridad del metro de Málaga habían registrado la llegada de su usuario 10 millones. Josefa Fernández, vecina del Parque Litoral, traspasó el umbral de la eternidad, al menos en lo que a la joven historia del metro se refiere, antes de ser recepcionada por el delegado del Gobierno de la Junta de Andalucía, José Luis Ruiz Espejo, y el delegado de Fomento, Francisco Fernández.

Seguramente se recibió de buen agrado, el saber que se trataba de una adepta fiel, hasta el punto de que Fernández no dudó en asegurar que el metro le había cambiado la vida para mejor. «Desde que inauguraron el metro, lo utilizo a diario para venir al trabajo. «El coche me gusta cada vez menos y prefiero el metro», aseguró esta profesora que se sube todos los días en la parada del Palacio de Deportes y se baja en El Perchel. Ruiz Espejo, por su parte, aprovechó para hacer un breve balance de lo que han sido estos primeros dos años de metro, mostrándose satisfecho por estar por encima de las estimaciones en cuanto a número de usuarios. «El metro ha prestado un servicio de transporte público eficiente, seguro y ecológico a sus usuarios», aseguró, destacando, además, que el primer semestre del 2016 se saldó con un incremento de viajeros del 4,2% con respecto al 2015.