Juan Manuel Rada tiene 26 años. Si se puede destacar una cualidad que lo defina es que siempre tiene algo entre manos. Ahora, con la llegada del verano tiene más tiempo libre para dedicarse a una de sus pasiones: el deporte. De lunes a viernes acude al gimnasio donde hace bicicleta o body pump. Los fines de semana aprovecha para salir a correr a lo largo del paseo marítimo Antonio Banderas.

Esta rutina le llevó el domingo pasado, día 24, a presenciar una escena que a más de uno dejaría paralizado. Como cada día, Juan Manuel Rada se levantó a las 7.00 horas para hacer footing por la playa de la Misericordia-San Andrés. Una vez comenzada la marcha, sobre las 8.30 horas aproximadamente, vio a una mujer en el agua, que «tendría más de 60 años», pidiendo ayuda porque no podía salir del mar ante la fuerte resaca. Rada no se lo pensó, «fue algo instintivo», comenta. Se quitó la mochila y se lanzó al mar. Tras sujetarle la mano y gracias a un fuerte tirón, la mujer pudo salir.

Tras los agradecimientos por la ayuda prestada, Rada se marchó y la dejó junto a su marido para contarle lo ocurrido. Cuando llegó a casa a eso de las 9.30 horas, sus padres quedaron impresionados por su aspecto: estaba empapado. El carácter tímido de Rada le hizo marcharse en cuanto sacó a la mujer, por lo que no sabe mucho más de ella. Él cumplió haciendo lo que debía hacer y se marchó.

Este joven de 26 años ha estudiado en el colegio Santa Rosa de Lima, un centro de educación especial. Ahora mismo se encuentra en un colegio para adultos, en el que lleva dos años. Allí, se presta una atención personalizada para potenciar las cualidades y ayudar a cada usuario en la discapacidad que presente.

Concretamente, en el caso de Juan Manuel, hacen especial hincapié en la memoria. Además, tiene una meta: sacarse el graduado de la ESO cuando se sienta preparado. Junto a las tareas diarias de aprendizaje, se encuentra a la espera de que los profesionales del centro le recomienden acceder a dicho examen para graduarse. Va al gimnasio todo el año, luego a sus clases y una vez a la semana al logopeda.

El arte de Juan Manuel Rada. A Rada le gusta pintar. En casa tiene un libro de Picasso donde se fija en el pintor malagueño para hacer sus dibujos. De hecho, ya ganó un premio hace unos ocho años por una exposición de Picasso que organizó el colegio Santa Rosa de Lima. «Allí primero dibujábamos el molde, utilizábamos barro rojo, también he hecho ensaladeras», recuerda. No sólo ha estudiado, ya ha hecho prácticas en la lavandería del Asilo de los Ángeles durante tres meses.

Tiene bastantes ocupaciones entre estudios y deportes, aún así está buscando trabajo. La ilusión de su vida es ayudar a su madre, colaborar económicamente en casa y que no falte nada, comenta su familia.

Juan Manuel Rada tiene una deficiencia psíquica, nació muy grande y pudo tragar líquido amniótico. Esto no le ha impedido ser un chico independiente, un joven que ayuda en casa, que puede hacer casi de todo: poner la lavadora, tender, fregar los platos, sacar y responsabilizarse de su perro Pinki o ayudar en la cocina. Es una persona inquieta, con muchas ganas de superarse a sí mismo tanto en los estudios como en el mundo laboral. Son muchas las facetas que se podrían destacar de Juan Manuel, pero destaca la valentía que mostró el pasado domingo, día en que ayudó a salir del mar a una señora haciendo acopio de valor, cuando otros muchos contemplaban la escena.