­Las obras de adecuación de la Unidad de Gestión Clínica de Medicina Nuclear del hospital Carlos Haya se encuentran en su recta final. Así, el personal sanitario comenzará en el mes de agosto el periodo de formación y adaptación al nuevo sistema PET TAC y se prevé que a partir de enero empiece a funcionar a pleno rendimiento para atender a todas las demandas posibles.

El nuevo sistema, del que podrán beneficiarse entre 2.500 y 3.000 pacientes al año, permite detectar de manera precoz las enfermedades oncológicas y conocer de inmediato la respuesta al tratamiento, ya sea radioterapia o quimioterapia. Esto puede obtenerse gracias a la combinación de la técnica del PET y el TAC. La primera se basa en la detección de una la radicación que emite el paciente cuando se le inyecta una sustancia radiactiva, mientras que el TAC permite localizar la zona de la emisión, que será la que esté dañada.

Así, a través del PET TAC, el paciente se somete a dos exploraciones distintas en un periodo de 15 minutos, las cuales proporcionan una imagen anatómica, una imagen metabólica y otra imagen fusionada, que permite a los facultativos localizar el sitio exacto de la lesión tumoral.

La principal ventaja de este tipo de sistema es que interviene en todas las etapas de la infección cancerosa. Esto significa que no sólo permite diagnosticarlo y localizarlo, sino que, al hacer un rastreo completo del cuerpo, ofrece la posibilidad de detectar si existe o no metástasis. Además, indica si el paciente responde o no a la terapia. «De esta manera disminuimos la toxicidad al paciente, mejoramos el diagnóstico y no perdemos tiempo», explicó Carmen Puentes, responsable de Medicina Nuclear.

En el caso de que el cáncer vuelva a aparecer en un paciente ya curado, el sistema PET TAC también lo detecta y permite planificar el tratamiento. «Esto nos está aumentando la supervivencia del paciente. Un hospital de este nivel ya no se puede permitir prescindir de este sistema para el tratamiento y el seguimiento de todos los pacientes de oncología», declaró Puentes.

La nueva tecnología se aplica a muchos tumores, entre los que destacan el linfoma, el melanoma y los tumores de cuello y mama, y la técnica más utilizada es la glucosa marcada con flúor 18. No obstante, puede aplicarse en otro tipo de enfermedades, como en neuropsiquiatría, en vascular o en procesos inflamatorios.

El total del presupuesto invertido, tanto en la obra como en la instalación de la nueva tecnología, es de 1.200.000 euros. Ana Isabel González, delegada de Igualdad, Salud y Políticas Sociales, señaló ayer en su visita al hospital que se trata de «garantizar la máxima eficacia y el mejor confort, tanto para el profesional como para el paciente».

Asimismo, con la implantación del nuevo sistema está previsto que se incorporen dos facultativos especialistas en la materia, dos enfermeras y dos técnicos.

Más remodelaciones

Además de los cambios producidos en la unidad de Medicina Nuclear, el hospital Carlos Haya ha iniciado ya las obras de adecuación en la zona administrativa y la consulta de Anatomía Patológica, y en el área de recuperación quirúrgica del pabellón B. En este sentido, la delegada de Salud subrayó que se están realizando en sitios que «no interfieren en el día a día del paciente».

Por otro lado, en el hospital Materno Infantil se están ejecutando reparaciones en las verticales de fontanería de los edificios de Maternidad y Pediatría.