No es comparable, ni de lejos, el Camino del Mallorquín con el Camino Francés hasta Santiago de Compostela. Lejos de ser la interminable ruta de los peregrinos, el modesto Camino del Mallorquín apenas llega a los 300 metros, pero por los problemas burocráticos para que sea hormigonado, bien parece que se tratara de la mismísima Ruta Jacobea.

«Desde que llevo de presidente, hace cuatro años, ha sido la petición primordial en todas las reuniones y comisiones del Ayuntamiento. Es la petición más antigua. El Ayuntamiento llegó a echarle una capita de asfalto, quizás en tiempos de Celia Villalobos, pero está lleno de baches y lo único que hacen es rebachear», explicaba el pasado martes, al pie del Camino del Mallorquín, José Aguilar, presidente de la asociación de vecinos de La Presa (en referencia a la vecina presa del Tomillar), que agrupa a varios núcleos de casas y diseminados como El Mallorquín, Los Arias, Los Rando, Los Gálvez, El Bollo y El Cotarro.

«En total aquí somos cerca de 200 vecinos», calcula. El presidente subraya que el Camino del Mallorquín es el principal para los vecinos, porque conecta con el PTA y la nueva avenida Alcalde Pedro Aparicio.

Al paso continuo de los coches de la zona hay que sumar el autobús escolar, los camiones de limpieza y los camiones de una cantera próxima, lo que provoca que el piso sea una especie de suelo lunar repleto de baches que pone en aprietos a los conductores.

«Estoy harto de decirle a los políticos que la palabra rebacheo la vayan cambiando por reasfaltado», cuenta José Aguilar, que critica que durante años las actuaciones municipales se han limitado a rellenar los baches.

Finalmente, hace un par de años, en tiempos del concejal Luis Verde, el Consistorio logró hormigonar, que no asfaltar, un tramo del camino, tan solo 100 metros. «No había dinero y se quedó ahí», informa el presidente.

La segunda fase iba a comenzar por fin la semana pasada, pero como explica José Aguilar, un guarda de la Agencia Andaluza impidió empezar y hubo que retirar las máquinas. El motivo: el Consistorio no había pedido permiso a la Agencia Andaluza del Agua, de la que depende el camino, por el que pasa una gran tubería de agua.

«Los vecinos estamos indignados, esto ya no es el quinto pino, el PTA está ahí, estamos al lado de una gran empresa pionera en medidas anticontaminantes (central térmica) y esto parece tercermundista», resume el presidente vecinal, que señala que los vecinos temen que este parón burocrático termine con que las obras no se hagan: «Pueden justificar que el dinero ya se ha gastado, ese es el miedo que tenemos». Además, aprovecha para pedir que el hormigonado llegue hasta el diseminado del Mallorquín, algo que no está previsto.

En el pleno que comienza hoy, Málaga para la Gente preguntará por esta obra paralizada. El presidente vecinal quiere recalcar además las urgentes necesidades de estos diseminados sin agua potable ni saneamiento.

Ayuntamiento. La concejala de Campanillas, Elvira Maeso, explicó ayer que en todas las reparaciones y en las obras de la primera fase la Junta nunca había pedido documentación alguna, aparte de que en 2011, se quedó sin contestar una petición del distrito a la Junta para que especificara qué carriles eran de competencia autonómica. En todo caso, recalcó que la autorización se envió el mismo día de la paralización y que la intención es retomar las obras en cuanto llegue. La inversión, 24.000 euros.