El próximo año cumplirá 50 veranos en el sector. ¿Cómo alguien de Granada acaba convirtiéndose en toda España en el hermano mayor de los chiringuitos?

Entonces todo esto empezaba antes. Voy a hacer 49 años en los chiringuitos, pero es que a los 22, cuando fui director de hotel, ya llevaba 10 años de experiencia en el turismo. Me vine a Málaga después de probarla, pero en principio era simplemente por un tiempo. Estaba en Cadaqués. Y me había ido allí porque entonces había trabajo. La Costa Brava ya había nacido al turismo y como nadie tiene experiencia ni formación a los tuertos nos hicieron reyes sin título alguno.

Su reinado, sin embargo, tiene la bendición del surrealismo y hasta del método paranoico-crítico. Irse a buscarse la vida e intimar con Dalí. No todos, para bien o para mal, pueden decir lo mismo.

Con Dalí y con su hermana pasé muchos ratos. Venía al hotel casi todas las tardes. Y a veces, si no estaba Gala, nos invitaba después a su casa al círculo de amigos. Recuerdo que al principio con él me llevé un buen susto. Gala se había ido en un descapotable con un guaperas italiano y al rato apareció por allí a preguntarme por su mujer. Yo no sabía dónde meterme. ¡Imagínese! ¡Nunca había visto esas cosas! Dalí se dio cuenta enseguida, me cogió de la solapa y me dijo muy tranquilo: «Señorito andaluz, no le preguntó con quién se ha ido, eso ya lo sé, sino a qué hora se ha ido». Ellos eran así, tenían ese tipo de pareja.

¿Se puede ser Dalí 24 horas al día? Imagino que, en este caso, sí que habría paz para los malditos.

Dalí era justamente lo contrario a la imagen que transmitía. Se sentaba con su botella de agua de Vichy, apenas hablaba, tímido y tremendamente curioso, como si tuviera la necesidad de pensar y aprender a cada minuto. Eso sí, en cuanto aparecía un desconocido o una cámara cambiaba radicalmente. Un día estaba tranquilamente firmándome unas tarjetas para el hotel y de repente vio llegar a una familia de turistas. Tardó menos de un segundo en tirarse por el suelo, arrojarlas por el aire y hacer que Salvador se transformara plenamente en Dalí, montando el número.

¿Cambiaba también en presencia de Gala?

Con Gala más bien es que ni lo veíamos. ¡Y ojo si se nos ocurría ir a su casa! ¡Nos habría echado antes de llegar a él! En Cadaqués no sólo hicimos amistad con Salvador, sino con sus amigos y con su hermana, de la que hablábamos mucho de García Lorca. De hecho, mi primera mujer era Fuente de Vaqueros, familia remota del poeta.

Imagino que con semejante reparto lo de Dalí no sería la único que le sorprendió del mundillo naciente del turismo.

Hubo muchas anécdotas. Otra muy buena fue cuando atracó Onassis con su yate en el puerto. Venía acompañado de una decena de modelos espectaculares y eso lo puso todo patas arriba. La Guardia Civil no sabía cómo actuar y llamó a la comandancia de Girona, que a su vez avisó a Barcelona. La orden fue tapar a las modelos como se pudiera y a los agentes no se le ocurrió otra cosa que usar las camisas del uniforme. Al final todo quedó con un montón de mujeres con ropa militar escotada y amarrada por el ombligo, con lo cual el remedio, como suele decirse, resultó peor que la enfermedad y el escándalo y el cachondeo hasta subió de tono.

El origen de los chiringuitos sigue dando pie a la leyenda. A este ritmo tendrá más novias que Colón. Toda comunidad con costa se lo reivindica.

La confusión viene porque fue un empresario catalán el que inscribió el primer negocio que ofrecía lo mismo que un chiringuito. Pero le aseguró que el primer establecimiento, al menos conocido como tal, estuvo en Andalucía, que es la región con condiciones más favorables para que una estructura de este tipo pueda soportar todo lo que se le exige. En pocos lugares del mundo un chiringuito puede tener las características de esta zona. Sobre todo, por el clima y por su acondicionamiento. Siempre digo que el pescado sabe más fresco frente al mar. Y más todavía si se consume en una terraza, al aire libre.