La sardina es el producto más preciado de las costas malagueñas en los meses de verano. Un manjar que muchos espetan, pero del que muy pocos conocen sus secretos. Es muy difícil garantizar un sabor perfecto excepto para alguno pocos. Miguel León, espetero del chiringuito Los Leones y Espeteros a domicilio de Torremolinos, ganó este pasado fin de semana el II Concurso de Espetos del municipio, organizado por el Círculo de Empresarios de Torremolinos en colaboración con el Ayuntamiento.

Fueron más de viente participantes a los que León tuvo que hacer frente para asegurar la victoria. Un premio que llevaba buscando desde la primera edición, «yo le dije a mi padre que hasta que no tuviera el premio no iba a parar, pero no me esperaba que llegara tan pronto», asegura el joven malagueño con la emoción todavía en el cuerpo. Una veintena de espeteros llegados de distintos puntos de la provincia compitieron por lograr cocinar el mejor espeto de Málaga ante un jurado, compuesto por profesionales del sector, que valoró la homogeneidad en la cocción, el punto de sal, así como la presentación del espeto para elegir el ganador en cada categoría. Hubo tres diferentes: Profesionales, jubilados y principiantes.

El evento, celebrado en el barrio marinero de La Carihuela la pasada noche del viernes 12 de agosto, acogió además una gran espetada popular en la que se cocinaron más de 200 kilos de sardinas que pudieron disfrutar cerca de 3.000 personas. Miguel León recogió el premio de manos de César Carrasco, concejal del Playas de Torremolinos, quien alabó este tipo de iniciativas para promocionar la gastronomía más autóctona del municipio y motor turístico de la Costa del Sol.

Una placa y el título de mejor espetero de la Costa del Sol han sido el reconocimiento para lo que lleva siendo una vida junto a la barca. Desde los trece años, León lleva una caña en la mano haciendo disfrutar a todos los comensales del restaurante familiar de unos pescados únicos.

«También había que llevar una pieza de pescado, a parte de las sardinas, para probar nuestra maestría. Yo escogí la Lubina, es el pescado que más me gusta», explica León asegurado que este pescado es el más jugoso y sabroso a la hora de hacerlo con esta técnica.

El secreto del torremolinense es conocer la colocación en la que tiene que estar ubicado el pescado para que no se queme ni se quede crudo. Sin dejar de tener en cuenta cómo se encuentran las brasas, «antes tenía que estar constantemente pendiente pero ahora va por la intuición», reconoce el malagueño.

Además, León asegura que este año tenía unas sensaciones muy positivas respecto al concurso, «fui padre de una preciosa niña el 5 de agosto y casualmente me dieron el dorsal número cinco, para mí esto fue una señal», desvelaba León que subió con la pequeña en brazos a recoger el premio.

En la categoría veterano el premio al espeto mejor cocinado fue para Manuel González, mientras el galardón para aficionados fue a parar a Iván Montes, de Los Mellizos, el espetero más joven de la noche.

La cara solidaria del concurso

Este evento también tenía un fin solidario. Se celebró una recogida de alimentos y los fondos fueron destinados al comedor social Emaus.