Ayer se cumplieron 125 años desde que se inauguró la calle más emblemática de la ciudad de Málaga: la calle Larios. El 27 de agosto de 1891 fue un día clave para el desarrollo de la ciudad, se realizaba la gran apertura de la vía construida con el nombre del marqués de Larios, hoy considerada como la joya de la corona de nuestra provincia. Muchos han sido los cambios que ha experimentado debido al paso del tiempo. Los comercios, los edificios, los vecinos, todo se han ido transformando, aunque hay algunos que han sobrevivido a ese correr del reloj.

La Farmacia Mata es uno de los pocos negocios que todavía perduran en la historia. Esta comenzó su andadura en el año 1894, justo tres años después de que se inaugurara la calle. Entrar en la farmacia es como asomarse a una ventana al pasado para ver cómo fueron aquellos años, ya que ha mantenido la estética que tenía desde su inauguración hace 122 años.

Los enormes armarios de cristal, la madera esculpida y los tarros de medicamentos de antaño nos lleva cien años atrás, pero, sin duda, el objeto estrella es la máquina registradora de hierro, una pieza única. Pilar Romero, titular de la farmacia, lleva trabajando allí desde el 2001, pero reconoce que lleva toda una vida entre esas paredes ya que ha pertenecido a su familia. Romero reconoce que no siempre se ha valorado la continuidad de sus muebles, «costó mucho pasar de ser viejo a ser antiguo. Ahora mismo todo los muebles y la caja registradora son patrimonio de España, no lo podría sacar del país sin un permiso». Eso sí, asegura que la antigüedad sólo queda de cara al público: «Al mismo tiempo somos una farmacia súper moderna, con robots y laboratorio con las últimas tecnologías. Los cien años se quedaron en la fachada».

Después de la Farmacia Mata, el segundo puesto del local más antiguo lo ostenta una famosa heladería: Casa Mira. Los helados más famosos del Centro nos traen también algunos de sus sabores más antiguos, Andrés Mira, uno de los dueño de la heladería, asegura que «hay recetas originales muy antiguas que se siguen empleando: el chocolate, el turrón, el mantecado y la leche merengada». Después de una vida llena de lucha, Prudente Dimas Mira, dejó como herencia a sus dos hijos, Andrés e Ignacio Mira, una leyenda de la venta de helados. Un negocio desde el año 1932 que sigue endulzando y refrescando a los ciudadanos de Málaga.

Pasear por la calle Larios permite observar otro de los establecimientos más antiguos de la vía. Con la fachada en color de oro y con una placa en la puerta con la fecha de 1942, la joyería A. Marcos es otra ubicación que supera al paso de los años. Este es el negocio por excelencia que trae el lujo. El director, Aurelio Marcos, tiene una especial unión con la calle Larios, puesto que uno de sus antepasados permitió que ésta se construyera.

Marcos asegura que han tenido que reinventarse para poder seguir, «somos de los pocos comercios tradicionales que quedan en la calle Larios, por ello nos hemos reinventado para poder funcionar. En el negocio tradicional no se abría a mediodía pero nosotros hemos decidido adaptarnos y no cerrar, además de haber introducido las nuevas tecnologías».

La peatonalización

Todos los comerciantes opinan que lo mejor que le ha pasado a esta ciudad es la peatonalización de la vía. Marcos declara que «la visión de peatonalizar la calle Larios ha sido la primera piedra para comenzar lo que fue el inicio del cambio». Por su parte, Rodríguez recuerda, «en los setenta todavía había mucho bullicio, vivía mucha gente, pero comenzaron a irse. Ahí llegaron los tiempos oscuros que no se recuperó hasta la peatonalización».

Mira añade: «La calle Larios se hizo emblemática cuando se hizo peatonal, fue ahí cuando se resaltó su belleza original».

@andrearioslope1