Málaga vive uno de sus momentos más solidarios gracias a uno de sus ciudadanos más valientes: Pablo Ráez. Un joven de veinte años, enfermo de leucemia, que está realizando un llamamiento a la ciudadanía para impulsar la donación de sangre y médula.

Este joven ha propiciado con sus mensajes, colgados en distintas redes sociales, que el Centro de Transfusión Sanguínea esté lleno, una muestra del movimiento que el marbellí está creando. «En estos días se ha notado un gran cambio. Son muchas médulas las que se están «haciendo» últimamente. Y sabemos que este cambio es por Pablo», asegura la enfermera del centro Isabel Torres.

El llamamiento que este joven está haciendo, a través de Facebook e Instagram, está calando en la sociedad. El nombre de este joven resuena en cada rincón, pasillo y sala de espera del centro. La cola se llena de jóvenes con la ilusión de poder ayudar, como es el caso de Francisco González: «Soy donante de sangre desde hace tiempo pero tenía ganas de ser también de médula. Con todo el tema de Pablo, que la está «liando» en las redes sociales, pues me he concienciado y hemos venido, mi novia y yo, a donar. Me encantaría ser de ayuda para personas como Pablo», asegura este joven de veintitrés años con un entusiasmo infinito.

Los malagueños siempre han tenido fama por su altruismo, de acudir siempre donde se les llama. Una generosidad que se ha grabado en la historia como puede ser en la leyenda de la «Manquita» o en el caso del «Puente de los Alemanes», como en estos hechos históricos, se espera que esta generosidad siga y siga hasta que cada uno de los ciudadanos quede impregnado con el espíritu de Pablo Ráez y se acerque a donar.

Son muchos los que se están iniciando en el tema de la donación, tanto de sangre como de médula. Otros, en cambio, ya son veteranos en esto de donar sangre, aunque muchos se encontraban indecisos en convertirse en donantes de médula ósea. «Tenía la inquietud de donar sangre desde pequeña, así que cuando cumplí los dieciocho lo hice. Pero, hoy vengo aquí para informarme sobre cómo convertirme en donante de médula, algo que siempre me había planteado. Tengo que reconocer que el caso de Pablo ha estimulado esas inquietudes que tenía y me ha hecho ponerme a ello», revela Teresa Cebrián, de veintisiete años, con el formulario en la mano.

La enfermera Isabel Torres asegura que «casi todo el mundo que viene conoce el caso del joven y desea que su médula le sirva, aunque ya saben que Pablo no quiere que se done solo para él, sino para todo el mundo».

Los ciudadanos se están volcando con la campaña que este malagueño está haciendo por las redes sociales Facebook e Instagran. En esta última ya son más de setenta mil seguidores los que tiene en su cuenta. Sergio Fernández, médico en el centro de transfusiones y encargado de promover las donaciones de médula ósea y serología, está muy agradecido, «Pablo está concienciando a la gente de la importancia de ser donante de médula. Así, le está dando más oportunidades a todas aquellas personas que están esperando un transplante y, de esta forma, aumentar sus posibilidades de curación».

Un 4% de nosotros, eso es la médula ósea, tan solo un 4% del total de la masa corporal de nuestro cuerpo. Un porcentaje minúsculo que marca la diferencia entre la vida y la muerte. Por ello, es esencial que los malagueños conozcan la imperiosa necesidad que hay de encontrar para todos aquellos que necesitan un transplante a la media naranja de su médula. Pablo Ráez, igual que otros muchos, hoy buscan un donante para poder vivir, para poder tener un futuro. Para todos aquellos que siguen a la espera de poder llegar a ser transplantados y a todos los demás, Pablo les anime a vivir con coraje, como escribe en un post de Instagram: «La palabra coraje deriva de cor, corazón en latín. Tener coraje es sinónimo de echar el corazón por delante. Tener coraje no es no tener miedo, tener coraje es tener la valentía para afrontar ese miedo y actuar con el corazón. Tengamos coraje siempre».