­El obispo de la Diócesis, Jesús Catalá, hizo ayer en su homilía de la misa estacional en honor de la Virgen de la Victoria, Patrona de Málaga, una teológica disertación sobre la presencia de María en la existencia de los cristianos y llamó a tener «una comunión de vida» con ella. «He de destacar la importancia de la dimensión mariana en la vida de los cristianos. María está llena de luz porque llevó al hijo de Dios en sus entrañas. Está revestida de inmortalidad, esta mujer es victoriosa, porque su linaje ha vencido al diablo», precisó.

La Virgen, aclaró, está «presente en la Iglesia, participa maternalmente en la batalla contra las tinieblas, María esta con los hombres». Así, expuso que Cristo «nos regala a su madre» y los cristianos han de acoger a la Virgen «como verdadera madre». «Las madres se vinculan a los hijos de por vida, incluso aunque los hijos renuncien a ese amor», añadió.

A lo largo de su homilía, hizo varias oraciones que fueron seguidas por una repleta Catedral de Málaga. «Santa María de la Victoria, ayúdanos en nuestras tribulaciones, confórtanos en las tentaciones, confírmanos en las dudas y consuélanos en el sufrimiento. Concédenos, con tu hijo Jesucristo, la victoria sobre el mal», rezó el obispo de la diócesis.

Antes de la misa, autoridades del Ayuntamiento, la Diputación, la Subdelegación del Gobierno y la Junta de Andalucía hicieron las ya tradicionales ofrendas florales a la Virgen. La coral Santa María de la Victoria participó en la misa y las voces de sus componentes fueron acompañadas del órgano.

La dimensión mariana

«Llevamos marcada la dimensión Mariana», precisó Catalá, y luego trazó el paralelismo existente entre la maternidad y la figura de la Virgen María como madre de la Iglesia. «María es herencia del hombre, es un don», recalcó.

El obispo recordó que las asociaciones religiosas y las cofradías y hermandades pueden tener una devoción particular a María, «pero no se trata solo de eso, la dimensión mariana es algo más profundo que simple devoción». «Vivid la relación filial como algo esencial e importante, no se trata sólo de hacer una serie de actos devocionales en el año sino de vivir arraigados en una auténtica relación filial con la madre del Redentor», concluyó el prelado.