­La policía sospecha que el hombre de 37 años que halló el pasado jueves los cuerpos de su madre y sus dos hermanos con heridas de arma blanca en una vivienda de El Palo pudo recibir una llamada de auxilio al móvil de alguno de los fallecidos a las cinco de la madrugada del día de autos, según informó ayer el subdelegado del Gobierno en Málaga, Miguel Briones, quien pidió cautela y prudencia porque la investigación está en sus estadios iniciales.

Briones, en una comparecencia de prensa para contestar a los periodistas por este asunto, señaló que la mujer tenía 59 años y los dos hijos fallecidos 35 y 38, respectivamente, además de destacar que ella era viuda. Todos vivían en la misma casa, en el sexto piso del número 45 de la calle Almería, la principal arteria de la barriada de El Palo. Así, el subdelegado del Gobierno indicó que a las cinco de la madrugada del pasado jueves el hermano superviviente recibió una llamada en su móvil, de la que no fue consciente hasta bien entrada la mañana. «Lo comprobó al día siguiente», indicó, para añadir después: «Se puede deducir que esa llamada la realizara la madre o el hermano para pedir auxilio o para comentar la situación que se estaba viviendo en la casa».

Fuentes policiales aclararon que, supuestamente, fue el hermano menor, el de 35 años, el que acabó con la vida de su madre y su familiar y después se clavó el cuchillo en el tórax. Pudo sufrir, aclaró Briones, «un desbordamiento personal».

El arma del crimen fue un cuchillo de cocina y la principal hipótesis de trabajo de los investigadores se basa en una pelea previa a que el hermano menor acabara con el otro, de 38 años, y con su progenitora a cuchilladas para luego suicidarse de una puñalada. «Parece como más verosímil que uno de esos fallecidos acabase con la vida de su madre y los hermanos», indicó Briones, descartando así otra hipótesis de trabajo: que una cuarta persona ajena a la familia entrara en la casa y cometiera el triple asesinat0. «No se trata ni de violencia de género ni de un robo», apuntó.

Aunque son los forenses del Instituto de Medicina Legal los que tendrán la última palabra cuando entreguen los informes de las autopsias, Briones especificó que lo normal es que, minutos después de la supuesta llamada de auxilio, se precipitara el fatal desenlace.

Los cuerpos estaban todos juntos en una misma habitación y allí, agregó el subdelegado del Gobierno, se produjo también la discusión, para insistir en que uno de los hermanos fallecidos -sin precisar cuál, aunque la policía cree que es el menor- tenía problemas económicos y su «situación personal» sería el móvil que explicaría esa situación. El jueves, fuentes policiales añadieron que este mismo hermano mostraba un carácter violento.

Asimismo, el subdelegado del Gobierno indicó que uno de los hermanos presentaba heridas y magulladuras en los antebrazos y los brazos, es decir, el mayor, lo que se conoce como heridas de defensa. Por tanto, el desaparecido se defendió de un ataque con arma blanca, aunque señaló que, por el momento y la espera de que las pesquisas avancen más, «todo son conjeturas».

El superviviente, que era el mediano de los hermanos, había estado la noche anterior con su madre y los otros dos fallecidos e indicó a los investigadores que había «buena relación» entre ellos, lo que corroboran los vecinos de la barriada.

Tras lamentar el suceso, aseguró que fue este hermano quien, preocupado porque su madre y los otros dos hombres no respondían a sus llamadas, se presentó en la vivienda, echó la puerta abajo y encontró los cuerpos poco antes de las dos de la tarde, desmintiendo así que uno de los fallecidos tirase la llave por la ventana a los vecinos antes de acabar con su vida. Fue él, de hecho, quien avisó al 091 y puso el dispositivo en marcha.

Los vecinos del edificio interrogados por la policía, pese a que se baraja la pelea como principal presupuesto, no escucharon ruidos o gritos. Además, no se ha podido establecer con exactitud la data de la muerte.

El delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz, por su parte, confirmó que la agresión entre familiares podría ser la causa del suceso y confió en que las autopsias revelen qué ocurrió esa fatídica madrugada para evitar sacar conclusiones precipitadas.

Uno de los desaparecidos trabajaba en un restaurante y el otro en una empresa de tratamiento de metales, y ambos fueron descritos como trabajadores y buena gente. Lo normal era verlos por la zona paseando a sus tres perros.