­­­Veinticinco años ayudando a los más necesitados.

Sí, aunque tendríamos que hablar de siglos de presencia de San Juan de dios en Málaga. Empezamos en la Salud Mental y Psiquiatría en lo que actualmente se conoce como Hacienda Nadales. Ahí estuvimos ayudando hasta la actualidad pero es en 1988 y ya en el 91 cuando un grupo de hermanos y colaboradores reflexiona sobre la situación de los transeúntes tenía en Málaga. Cabía la posibilidad de ayudar a los más necesitados en un línea más social y no mental. Como filosofía nosotros no vamos poniendo en marcha otros centros sino que queremos ayudar a los más necesitados. No había una cobertura ni tantas instituciones en ese momento que se dedicaran a atender a estar personas más marginadas que, de alguna manera, habían visto roto su proyecto vital. Por eso se pone en marcha este centro de acogida. Hemos ido mejorando y profundizando lo que en aquel momento se empezó.

En este tiempo también se han cruzado los años de crisis y parece que el centro ha podido con la situación.

Este centro de acogida es algo que los hermanos de San Juan de Dios estamos manteniendo. No tenemos ningún tipo de convenio en la atención para estas personas, sino que solo tenemos subvenciones. Sí que hay para el albergue nocturno una subvención del Ayuntamiento y para algunas cosas de comedor también tenemos subvenciones. Por ejemplo, el tema de la rehabilitación es algo que los hermanos tenemos asumido y somos nosotros los que, con nuestras manos, estamos sacando esto. El tema de la crisis no nos ha afectado directamente porque esa situación la vivía ya el centro de antes y también la vive en la actualidad.

¿Algún otro tipo de problema que hayan sufrido en estos años?

Problemas hay continuamente. Te los encuentras. Lo que pasa es que el hecho de trabajar con otras instituciones te permite dar respuestas más necesarias. Si nosotros no podemos, pues no podemos. Si tenemos diez plazas de albergue, es lo que hay. También tenemos una serie de pisos. Las personas que se han rehabilitado pues salen y se van ocupando así el cupo. Es un problema que tenemos y que siempre ha estado ahí. Pero más que algo problemático podemos decir que es un reto para nosotros.

Hablando de retos, ¿alguno en mente?

Nuestro reto mayor es seguir respondiendo y cada vez de una manera más cualificada. Ahora vemos que queremos llegar a más, a más gente, pero no podemos. Las circustancias son las que son. Económicamente tenemos lo que tenemos y éste es el edificio que tenemos. No hay más. Hay estudios y posibilidades de ampliar el número de servicios y de camas que hay en el centro en este momento. Es el reto más inmediato que tenemos. Y luego como objetivo siempre está observar cuál es la necesidad que podemos encontrarnos, sea más novedosa o más antigua, y cómo podemos responder a ella. La implicación social que desde el primer momento se ha tenido con nosotros es también algo que agradecemos profundamente. Porque San Juan de Dios no hubiera llegado solo hasta aquí. Es muy interesante, no solo por el hecho de la atención que podemos prestar, sino que el centro de acogida ha favorecido un movimiento de solidaridad a la obra que realiza.

¿Es Málaga tan solidaria como parece?

Yo sé que Málaga es solidaria, yo no sé si otros sitios lo son más o menos, pero lo que sí es cierto es que es solidaria. Siempre lo ha sido y lo sigue siendo. Por lo menos con San Juan de Dios. La apertura de la gente se nota, los usuarios lo agradecen y es un lugar especial para ellos porque se sienten acogidos. En general, el malagueño y Andalucía entera es una tierra acogedora hospitalaria y eso se ve. Las personas que hayan pasado por otros lugares y que por último vienen aquí pueden notar la diferencia porque Málaga es muy acogedora.