Las próximas lluvias de otoño preocupan a la asociación de vecinos del Limonar-Caleta, que vuelve a comprobar que las administraciones no dan ninguna solución al aterramiento del cauce del arroyo de la Caleta, en el tramo que va desde la calle Ramos Carrión hasta la desembocadura, a causa de una tubería de Emasa de aguas residuales instalada en el lecho del arroyo.

Como denuncia Fernando Martín Mandly, que visitó el cauce con La Opinión el pasado jueves, la tubería ha provocado que quede cegada la mitad del puente que separa el Paseo de Sancha de la avenida Pintor Joaquín Sorolla.

«Nos tememos que vuelva a ocurrir como en las inundaciones de noviembre de 2012, porque en esta parte se produce un aumento de velocidad bestial, cuando confluyen los arroyos de Toquero y La Caleta, el agua se encuentra con el tapón y salta por encima de la carretera», señala.

La asociación ya preparó en mayo del año pasado un informe, en el que reclamaba como solución rebajar el cauce en este tramo y hormigonarlo, así como meter a más profundidad la tubería. Precisamente, Fernando Martín Mandly señala cómo el Ayuntamiento ha trasladado la tubería de Emasa de sitio hasta pegarla al muro izquierdo del cauce en los escasos metros que van desde este puente de Pintor Sorolla hasta el mar. En el informe la asociación pide que se haga lo mismo en todo el recorrido o bien que la tubería se suprima o soterre.

«La luz del puente se ha reducido y no permite el paso del agua», comenta el presidente, mientras señala la acumulación de tierra sobre la tubería, justo debajo del puente, pero también otra más pequeña, transversal, se une a la principal, lo que supone un obstáculo para la otra mitad. «El puente no es capaz de absorber el caudal del agua», concluye Fernando Martín Mandly.

La asociación de vecinos Limonar-Caleta también reclama que, una vez despejado el cauce, se hormigone. La solución, destaca el colectivo, ya se tomó hace años en el tramo comprendido entre las calles San Vicente de Paul y Ramos Carrión.

Al hormigonarse, las aguas bajarían con más velocidad, explica Fernando Martín Mandly, «que es precisamente lo que se busca, que en este tramo final lleguen cuanto antes al mar».

El presidente, ingeniero industrial jubilado, detalla que el informe elaborado por la asociación el año pasado incluye un presupuesto realizado por una empresa de fontanería y construcción, con la estimación de lo que costaría desbrozar el cauce, retirar la tierra acumulada, demoler los pozos y la tubería y realizar una nueva a dos metros de profundidad con respecto a la rasante del arroyo: 363.000 euros.

El informe de los vecinos concluye que «la antigua discusión entre la Junta y Ayuntamiento sobre a quién corresponde el mantenimiento de los cauces de los arroyos en sus tramos urbanos para nosotros los contribuyentes es irrelevante, lo que no es, es la dejación en resolver problemas acuciantes mientras se discute el sexo de los ángeles».

Respuesta de la Junta. Un portavoz de la Delegación de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía declaró el pasado viernes a este diario que el problema «está en vías de solución» y será necesario el trabajo conjunto de la Junta y el Ayuntamiento.

El portavoz indicó que un informe técnico concluye que para retirar la tierra haría falta antes «reforzar el puente, porque si se limpiaran antes los ojos, si pasara algún vehículo pesado se corría el riesgo de que se hundiera».

«Una vez reforzado, podrían pasar las aguas y es algo que debemos hacer las dos administraciones», dijo.

El concejal de Urbanismo, Francisco Pomares, declaró el viernes que pediría información a Emasa, antes de dar una respuesta.