«Este partido es muy bronquista y se pelea mucho. Pero si algo tiene, es que las cicatrices se curan pronto». Estas palabras pertenecen a Enrique Linde, primer presidente de la Diputación Provincial de Málaga tras la restauración de la democracia, y se erigen como único rayo de esperanza para muchos militantes socialistas que asisten en estos momentos atónitos a la alborotada chaladura de lucha por el poder en la que se ha introducido el PSOE. A la espera de saber en qué queda finalmente este pulso entre dos facciones enfrentadas, que se han apoderado cada una de la razón y se ven respaldadas por unos estatutos que, a estas alturas, ya han sido objeto de múltiples violaciones interpretativas por parte de los interesados. El PSOE es ahora mismo un partido dividido y, como se demostró ayer a primera hora con la llegada de Verónica Pérez a Ferraz, lejos de intentar revertir la situación, la mano derecha de Susana Díaz demostró venir con voluntad de dejar claro que la fosa, si cabe, aún se puede cavar más profunda.

El espectáculo en Ferraz, que está atrayendo estos días la atención de todos los medios de comunicación, está siendo seguido también con especial interés por aquellos militantes que, en algún momento, han desempeñado cargos institucionales dentro del partido. Con la idea de sondear la opinión que les merece lo que está ocurriendo en estos momentos en el seno del PSOE a quienes han sido piezas clave en la historia de los socialistas malagueños, este periódico se ha puesto en contacto con la vieja guardia del partido. Referentes, en su momento, y que ahora, desvinculados del aparato del partido, mantienen su militancia y gozan de total libertad para expresar lo que piensan. Si hay algo en lo que coinciden nombres como Enrique Linde, Fernando Arcas, Rafael Ballesteros o José Aguilar es en rechazar la manera en la que el llamado sector crítico, dentro del que se encuentra actualmente el PSOE malagueño, ha maniobrado para que 17 miembros de la ejecutiva de Sánchez presenten su dimisión y fuercen así la renuncia del mismo.

Linde habla de un choque de legitimidad como no se ha visto hasta el momento, y asegura que la clave de toda esta situación está en el distinto posicionamiento que existe entre Pedro Sánchez y el sector crítico en relación a la hipotética abstención para dejar que gobierne Mariano Rajoy. «Lo que han intentado los críticos ha sido una irresponsabilidad y no tiene ningún sentido. Para el sábado hay fijado un comité federal, que es donde se tenían que haber expresado», se lamenta y reseña que ahora misma hay en el PSOE dos sectores: «Uno que confía más en los militantes y otro que lo hace más confiando en el poder institucional». Cuando ahora se pide la cabeza de Sánchez, quien fuera también portavoz del grupo socialista en el Parlamento andaluz dibuja una lucha por el poder en el partido que prácticamente se está manteniendo desde que Sánchez se hizo con el cargo del partido. «Ha sido el secretario general en la historia del partido al que menos se le ha dejado trabajar. A los tres meses, los líderes regionales ya empezaron a ponerle trabas», sentencia.

Sin síntomas de que se aplane este conflicto, José Aguilar, militante reconocido, señala que su estado de ánimo ha pasado de la indignación a la tristeza y, después, a la vergüenza. «El partido ha tenido momentos de crisis muy fuertes, pero ha sido por debates ideológicos. Están rompiendo el partido por el control del poder. Y por esto están dispuestos a tirar la dignidad del partido. Los llamados críticos ya han perdido la razón. Yo creo que Pedro Sánchez se equivocó, pero la reacción que han tenido, intentando forzar su dimisión cuando el sábado podían haber expresado su opinión en el comité federal ha sido muy dañina para el partido». Para Aguilar, que lamenta que el PSOE «haya entrado en una dinámica de locura», la única salida posible es la celebración de un congreso federal en el que voten los militantes.

Otro de los socialistas malagueños más destacados, Rafael Ballesteros, diputado en el Congreso desde 1977 a 1996, se muestra rotundo: «La operación que han montado los llamados críticos sólo ha servido para dividir el partido. Está claro que lo que quieren es que se haga cargo una gestora y que ésta se abstenga para facilitar con gobierno de Rajoy. Se quieren quitar de en medio a un secretario general y traicionar la voluntad de los militantes». Ballesteros tampoco se corta en arremeter contra Verónica Pérez, a la que no le reconoce autoridad alguna. «No hay ningún cargo orgánico que sea el de presidenta del comité federal». «Como militante del PSOE, no me representa. Es más, si me representara, me sentiría un desgraciado», llega a decir en un ejemplo claro de hasta que punto llega la división dentro de la militancia socialista. Aunque Susana Díaz, a la que culpa directamente de estar detrás de esta maniobra, siempre ha advertido del peligro de que Podemos sobrepase al PSOE, Ballesteros asegura que es, precisamente, la hipotética abstención que defiende el sector crítico, la que acabaría dándole alas a los de Pablo Iglesias. «Ellos lo saben y lo están aprovechando desde el minuto uno, entrando al trapo y perfilándose como la verdadera alternativa al PP porque saben que ahí es donde están los votos del PSOE». «Si ahora resulta que Podemos se convierte en la alternativa al PP sería algo dramático. Nos llevaría a tener gobiernos populares en los próximos 20 años», sostiene el histórico diputado que «Pedro Sánchez está cumpliendo con el mandato que le he dado la militancia». En su opinión, un PSOE «secuestrado por una gestora» no puede decidir sobre una investidura y por ello Ballesteros ve inevitable que se celebre un congreso federal para que los militantes puedan elegir al secretario general según la hoja de ruta que marca.

Fernando Arcas, profesor de la UMA y exdelegado de Cultura, que llegó a disputarle el liderato del partido a Miguel Ángel Heredia, también mantiene que «una abstención para que gobierne el PP nos costaría nuestra desaparición» y sostiene que ha habido una «enorme deslealtad hacia el secretario general». «Nunca se ha vivido en la trayectoria del PSOE, que en plena campaña electoral, se haya cuestionado al líder. «Ya desde el punto ético, si no estás de acuerdo con alguien, por qué has aguantado tanto», sentencia.