­El robo de vehículos está vinculado a la delincuencia organizada y la financiación del terrorismo y este último es su «peor escenario», según el presidente del comité europeo de la Asociación Internacional de Investigadores sobre Tráfico Ilícito de vehículos (IAATI), Jari Tiainen. Tiainen participó ayer en el VI Congreso Internacional de la IAATI que reunirá hasta hoy en Torremolinos a 250 profesionales de catorce países europeos con el objetivo de «establecer relaciones» entre agencias públicas de prevención y aplicación de la ley y entidades privadas como compañías de seguros y de alquiler de vehículos. «Sólo si colaboramos juntos podemos garantizar la seguridad de nuestra sociedad», advirtió Tiainen, que trabaja como policía en Finlandia y es miembro del proyecto europeo Carpol impulsado por Europol. Según el representante de la asociación, en Europa son robados anualmente unos 700.000 vehículos y más de la mitad de los declarados como sustraídos «desaparecen para siempre». Explicó que su destino puede ser la venta en otros países o bien son despedazados para alimentar el mercado de piezas o utilizados para financiar y perpetrar delitos y actividades terroristas. Tiainen enfatizó la conexión entre el robo de vehículos, una actividad delictiva con altos niveles de organización, y el tráfico de armas, drogas y seres humanos. Agregó además que el vehículo robado es un medio usado por bandas criminales que se dedican a perpetrar otras actividades ilícitas.

A su juicio, robar un vehículo tiene «un riesgo bajo y buen beneficio», ya que «los delincuentes saben que si roban un coche para traficar con droga la pena por este último delito puede ser de 7 años, pero por la sustracción es de dos meses». Por su parte, el experto en documentación falsificada Gianluca Ciuchi destacó la «gran labor» que hace la policía en la Costa del Sol y subrayó la conexión entre la «falsificación documental y el tráfico de vehículos» que «pasa desapercibida». Durante las jornadas se aborda la cuestión de la falsificación de documentación en coches que luego se trasladan a países como Siria o Irak para financiar al Estado Islámico y que se utilizan como medios para moverse y desplegar tropas.