­Ahora que se acerca la fecha en la que se conmemora el Día Internacional de la Mujer Rural, los distintos municipios se afanan en confeccionar un programa de actividades que venga a resaltar la figura de estas personas, así como a dar visibilidad a la problemática que afecta a este sector de la población. Sin embargo, muchas mujeres luchan a diario y sin descanso para abrirse paso en un terreno que cada vez parece más restringido para ellas, más si cabe si se tiene en cuenta la mecanización que reina en la actualidad en las labores del campo. Una sonrisa y ganas de comerse el mundo son las características más reseñables de estas luchadoras para demostrar su valía en sus difíciles puestos de trabajo.

Belén Ligero tiene 39 años y lleva desde los 20 dedicada al trabajo en la aceituna. Media vida en la que ha desarrollado en su localidad natal, Villanueva de Algaidas, todas las labores que atañen a la correcta recolección de este producto, como el arrastre y colocación de fardos o el vareado del olivo. Pese a que se alegra de tener empleo, no puede ocultar la frustración que el mismo produce: «Es muy duro y está muy mal pagado. Además, ahora hay que trabajar más rápido debido a los avances en la maquinaria».

A las dificultades propias de la labor en el campo se le suman las ocasionadas por la complicada tarea de compaginar trabajo y vida familiar. Belén tiene dos hijos gemelos de 10 años, con todo lo que ello conlleva. «No tengo apenas tiempo para estar con mis hijos, aunque en la actualidad consigo llevarlo todo para adelante», explica.

«Además, cuando llego del campo hago todas las tareas de la casa. Se puede decir que cada día llevo a cabo dos jornadas de trabajo», resalta esta mujer, que afirma que le gustaría cambiar de empleo aunque cree que sin haber estudiado será más complicado. A pesar de la dureza de las labores en el campo, Belén asegura que «hoy en día las mujeres hacen lo mismo que los hombres».

También desarrolla su trabajo en el olivar Inma Dorado, una joven de 23 años natural de Alameda. Aunque en su caso lo hace durante todo el año, llevando a cabo durante el mismo todos los cuidados que requiere este cultivo. Incluso, se pone a diario al mando de su propio tractor para realizar las tareas que necesitan de la colaboración de este vehículo.

«Es un trabajo duro comparado con otras profesiones, pero me gusta todo lo relacionado con el campo. Ver cómo todas las labores que llevas a cabo durante el año se reflejan luego en la producción es satisfactorio, es bonito», reconoce la vecina alamedana, que sostiene que en la actualidad no se plantea cambiar su profesión. De igual forma, manifiesta que la gente se sorprende al conocer a lo que se dedica, a la vez que anima a más mujeres a introducirse en la agricultura.

Inma reconoce que no es para ella un problema compaginar vida laboral y personal, aunque sí destaca que en su caso trabaja todos los días del año y de sol a sol. «Aquí no hay festivos, solo descansamos cuando llueve», remarca esta joven, que coincide con Belén Ligero en que su empleo «se debería pagar mejor».

En otro sector del campo, en este caso en la ganadería, trabaja desde hace más de 30 años Concepción Robledo, vecina de Antequera, que cuenta con una explotación de vacas a la que se dedica en cuerpo y alma los 365 días del año. «Aquí no hay fiestas, llevo 34 años sin tener vacaciones, concretamente desde que me casé», explica resignada.

«Es un empleo muy duro, tenemos que aguantar la climatología adversa y levantar y transportar mucho peso», advierte esta mujer de 57 años, que igualmente incide en que «es un trabajo muy mal pagado, ahora se gana muy poco, prácticamente para cubrir gastos».

Con más alegría vive su trabajo Isabel Real, una joven de 30 años de Villanueva de la Concepción. Hace dos heredó la explotación de cabras de su padre, pasando de 10 ejemplares a los 40 con los que cuenta en la actualidad. Decidió entrar en este mundo ante la situación de desempleo en la que se encontraba, a pesar de estar titulada como administrativa.

«Al principio me costó un poco adaptarme pero luego fue más fácil. Nunca creí que me iba a dedicar a esto», comenta entre risas Isabel, que sostiene que «cuando uno hace lo que le gusta no cuesta tanto». En este sentido, asegura que la gente «ve normal» su trabajo, pues ella comparte fotos junto a sus cabras en sus perfiles de las redes sociales. «No me planteo dejar este trabajo por el momento, ahora mismo me compensa», sentencia.

Son solo cuatro ejemplos de mujeres que luchan para tener su sitio en el medio rural y que animan a otras muchas a intentarlo, a descubrir un mundo que para ellas se ha convertido en su forma de vida.

Belén Ligero"No tengo apenas tiempo para estar con mis hijos"

Belén Ligero tiene 39 años y lleva 20 dedicada a la recogida de la aceituna en la localidad de Villanueva de Algaidas, enmarcada en la comarca Nororiental de Málaga. Además, compagina su trabajo en el campo con la realización de las labores domésticas y el cuidado de sus dos hijos gemelos de 10 años. Considera que su empleo debería estar mejor pagado.

Concepción Robledo"Llevo 34 años sin tener vacaciones, concretamente desde que me casé"

Concepción Robledo es una vecina de Antequera de 57 años que lleva desde hace más de 30 trabajando en su propia explotación ganadera de vacas. Cuida a sus animales y, tras ello, desarrolla las labores domésticas.

Inma Dorado"Ver cómo todas las labores que llevas a cabo durante el año se reflejan en la producción es bonito"

Inma Dorado es una joven de 23 años residente en la localidad de Alameda, situada en la comarca de Antequera. Desarrolla su trabajo durante todo el año en el olivar, llevando a cabo todas y cada una de las tareas que este cultivo requiere. Incluso, conduce también el tractor a la hora de realizar labores que necesitan la utilización de este vehículo. A Inma le gusta su trabajo y por eso cree que no le cuesta nada levantarse cada día para dirigirse a los terrenos de su familia. Solo descansa los días en los que llueve y su jornada se extiende de sol a sol. Sin embargo, reconoce que compagina bien su empleo con su vida personal. No tiene problemas en este sentido. Sí opina que se debería pagar mejor este trabajo y, aunque sostiene que mucha gente se sorprende al conocer a lo que se dedica, invita a más mujeres a seguir sus pasos.

Isabel Real"Al principio me costó un poco adaptarme a este trabajo pero luego fue más fácil. Nunca creí que me iba a dedicar a esto"

Isabel Real tiene 30 años y desde hace dos se encarga de la explotación de cabras que heredó de su padre en Villanueva de la Concepción. La joven decidió sumergirse en este mundo al encontrarse en situación de desempleo, a pesar de contar con la titulación de administrativa. Hoy día, no cambiaría su trabajo por otro y se muestra encantada de haber elegido esta profesión. Tan orgullosa está, que comparte en sus redes sociales fotografías junto a las cabras que cuida.