­Bombas de semilla desde el aire, que la provincia debe de florecer. Amplias áreas de bosques frondosos para luchar contra el cambio climático. Hablar de «bombardeo de semillas» no es hacerlo de la última técnica que utiliza una guerrilla ecologista para salpicarlo todo de verde. Cuando el equipo de gobierno del PP afrontó su segundo mandato al frente de la Diputación insistió en que le quería seguir declarando la guerra al cambio climático y es aquí donde se engloba este último plan que fue presentado ayer por el presidente de la institución, Elías Bendodo, y por la diputada de Medio Ambiente, Marina Bravo, entre otros. La idea es ambiciosa: plantar un millón de árboles de aquí al año 2020. Para ello, se ha delimitado un terreno de 2.500 hectáreas que está trazado como «campo de batalla» para los ataques aéreos desde arriba.

Consiste la técnica del bombardeo ecológico en lanzar cápsulas de semillas de árboles con la ayuda de aviones o helicópteros que sobrevuelan el terreno y delimitan con precisión el radio de acción. En concreto, se ha puesto la mirilla en 65 municipios de la provincia, de los más perjudicados por la falta de verde. Ya sea porque se han visto afectados por incendios forestales o porque se trata de zonas especialmente degradadas. Las primeras arboladas, así es como se ha denominado la plantación, se efectuarán con la colaboración de voluntarios en seis municipios: Antequera, en el entorno de Los Dólmenes, y Villanueva del Rosario, junto al albergue municipal, el 6 de noviembre. Luego, Arriate, en el recinto ferial y en el área recreativa de arroyo La Ventilla, y Coín, en el entorno de la Ciudad del Cine, el 20 de noviembre; y Sierra de Yeguas, en un antiguo vertedero de escombros, y Alfarnate, cerca de la depuradora.

Estas acciones de repoblación forestal, que persiguen el objetivo final de luchar contra el cambio climático, se nutrirán del vivero provincial. De ahí vendrá la pólvora para las bombas ecológicas y la carga se presenta variada. Pinos, encinas, acebuches o algarrobos, y arbustos como romero, lavanda, lentisco aulaga, sabina o enebro son algunas de las especies que van a enriquecer la fauna local. «El cambio climático es un fenómeno global que representa una amenaza con efectos potencialmente irreversibles para todo el planeta», explicó Bendodo. Recordando que el medio ambiente afecta también a unos de los puntales económicos de la provincia, el turismo, el máximo responsable de la Diputación apeló al ciudadano para intensificar la concienciación. «Tenemos la oportunidad de evitar la emisión de toneladas de CO2 cambiando simplemente algunos de nuestros hábitos».

Dentro de este plan de lucha contra el cambio climático, también se dio a conocer una nueva marca, algo que siempre sirve para simbolizar el empeño más puro de un esfuerzo de cara al público. Bajo el nombre de I love Málaga viva, se quiere proyectar así, según Bendodo, que Málaga «es una provincia comprometida con el clima».

Otras acciones que entran dentro del mismo propósito son el cambio en el sistema de alumbrado público en los municipios menores de 5.000 habitantes y la actualización de los planes de optimización energética de todos los ayuntamientos, así como mejoras en la movilidad y la creación de carriles bici.