Tenía 70 años, pero una enfermedad degenerativa había robado a Jaime Alonso Oliva gran parte de su porte y presencia y finalmente provocó su fallecimiento el martes pasado.

Este malagueño tuvo una fructífera carrera como médico y político, que le llevó a ser delegado de Salud de la Junta de Andalucía y concejal del Ayuntamiento de Málaga por el PSOE.

Todavía recuerdo sus intervenciones en los plenos municipales del mandato 1999-2003, con la primera mayoría absoluta del PP y con Celia Villalobos de alcaldesa, sustituida en el año 2000 por Francisco de la Torre. De verbo fácil, elegante, irónico y punzante, sus intervenciones en los plenos no dejaban indiferentes a nadie.

La carrera de Jaime Alonso Oliva comenzó en la medicina, donde ocupó puestos de cierta relevancia como la jefatura del Servicio de Medicina Preventiva en el Clínico o la dirección del Hospital Civil. Su entrada en la política fue como delegado de Salud de la Junta de Andalucía.

Sustituyó a Francisco Cano Bueso durante tres años (1996-1999), hasta que su primo Francisco Oliva decidió presentarse a las primarias del PSOE para optar a ser candidato a la alcaldía de Málaga. Enfrente tenía a un político de la talla de Eduardo Martín Toval, que había liderado al grupo municipal en la oposición tras la victoria por la mínima de Celia Villalobos. Las primarias certificaron la victoria de Francisco Oliva, que ocupó la cabecera de la lista socialista en las elecciones municipales de 1999 y Jaime Alonso le acompañó en el número 3, en una lista en la que figuraban nombres como Begoña Medina, Francisco Triguero, José Sánchez Maldonado y Marisa Bustinduy.

Jaime se ganó el respeto de los contrincantes. Sus elegantes formas y su discurso incisivo se hicieron un hueco rápidamente en el grupo socialista, donde actuaba como mano derecha de Francisco Oliva.

Su fallecimiento supone el adiós a un miembros destacado de una generación de políticos socialistas que marcó la política malagueña durante las décadas de consolidación democrática.