Hay tramos del Camino de Santiago, por los montes de León y los bosques de Lugo, bastante menos agrestes y tortuosos que el centenar de metros de un supuesto pasaje urbano que comunica ( y lo de comunica es un decir) la zona de Carlos Haya con el Parque del Norte.

Las asociaciones de vecinos de Nueva Málaga y El Ciprés llevan cerca de una década pidiendo al Ayuntamiento el asfaltado del pasaje, de momento sin resultado. «El Ayuntamiento siempre nos ha dicho que van a construir y que ya urbanizará la constructora», cuenta Mariluz Guerrero, secretaria vecinal de Nueva Málaga.

Como del paseo sólo hay asfaltados los diez metros de una rampa, los vecinos tienen que optar por dar un gran rodeo al Parque del Norte y bajar por los extremos o bien, afrontar una escalera de 30 peldaños frente al Colegio Altabaca, en absoluto recomendable para carritos de bebés y personas con movilidad reducida. «Cuando venimos el niño y yo al parque tenemos que dar un gran rodeo. Si se arreglara podría bajar por aquí. He intentado tirar por el pasaje pero la moto, con tanta tierra, no avanza», cuenta Tomás, que usa un vehículo adaptado.

Por su parte, Conchi Barba, del Ampa del Colegio Altabaca, enfrente de la escalinata, explica que el problema de acceso lo tienen «a diario» y señala que los padres están preocupados por la falta de limpieza del pasaje, al tiempo que recuerda que hace cerca de diez años que recogieron firmas para que se asfaltara.

A su lado está Petra Aragonese, que cuenta que como no le da tiempo a dar el rodeo y tiene que recoger de dos centros distintos a sus nietos, uno de ellos en carrito, «tengo que ir con la silla del chico escalera abajo y tengo mal la espalda. Es algo que tengo que hacer todos los días».

Inma, otra vecina de la zona, tiene mal la pierna y debe dar la vuelta porque el pasaje no está para andar por él, cuenta. «Que lo limpien y pongan una capa de cemento», pide Isabel Rodríguez, que también recuerda que suele haber jeringuillas.

«El alcalde me dijo hace nueve años que iban a arreglar esto», critica Marina, una vecina, mientras que Ángel Sánchez recuerda el primer día, y el último, que se internó por esta suerte de pasaje del terror con sus dos hijos pequeños. «El camino está impracticable, además de lleno de escombros y lo usan de pipicán», resume.

Proyecto del distrito. Los vecinos informan de que, justo el día anterior, el Consistorio acababa de limpiarlo después de semanas en un estado lamentable, colchones incluidos. El pasado miércoles, durante el encuentro de La Opinión con los vecinos, se acercó la directora del distrito Bailén-Miraflores, Alegría Novo, que informó de que hace tres semanas visitó la zona con un técnico de Urbanismo, que valorará si se hace un proyecto que lo costearía el distrito y consistiría «en un camino decente para poder pasar las personas y a los lados albero prensado, para que no haya brozas ni bichos», puesto que, aclaró, las zonas verdes no han sido todavía recepcionadas por el Ayuntamiento. El concejal de Urbanismo, Francisco Pomares, declaró ayer que se informará de la marcha del proyecto.

Por último, Elvira Quijano, presidenta vecinal de Nueva Málaga, reclama el arreglo urgente y que los muretes del pasaje se sustituyan por barandillas «para evitar que se convierta en una zona de botellón». Hasta la fecha, da miedo.