La furgoneta que un conductor abandonó en la autopista A-7 de Málaga con algo más de una tonelada de hachís para eludir a la Guardia Civil ha permitido destapar una macroorganización dedicada al tráfico de estupefacientes entre España e Inglaterra ocultos en camiones que transportaban naranjas. La operación, desarrollada por la Guardia Civil en varias fases en Marbella, Estepona y Torrox y en las municipios sevillanos de Los Palacios, Villafranca y Alcalá de Guadaira, suma 18 detenidos -13 en la provincia de Málaga- de cinco nacionalidades que formaban una estructura jerarquizada que trabajaban bajo el paraguas de dos empresas de importación y exportación de cítricos para realizar los envíos de naranjas de forma «legal y periódica». Entre ellos hay dos conductores, ocho personas encargadas de manipular los productos y la logística, dos gestores empresariales, cuatro cabecillas de la red que se ocupaban de las labores financieras y hasta dos sicarios contratados para recuperar un alijo que pensaban había sido robado por otros narcos y que en realidad había sido aprehendido por la Guardia Civil.

Según el instituto armado, el hachís era envasado al vacío en una vivienda de Alcalá de Guadaira (Sevilla) y posteriormente era trasladado a sendas naves de las localidades de Los Palacios y Dos Hermanas. Allí eran camufladas entre las cajas de naranjas que introducían en los palets que eran colocados en el centro del remolque, rellenando el resto de la carga con palets de naranjas sin droga. «Este modus operandi hacía muy difícil la localización de la sustancia por parte de perros detectores de estupefacientes», explicaron antes de añadir que tampoco levantaba sospechas ante una posible labor inspectora al atravesar los diferentes países, ya que la partida de naranjas era completamente legal. Sin embargo, las pesquisas permitieron que en junio se interceptara en Dos Hermanas un camión con remolque que transportaba 1.416 kilos de hachís y otros 105 de marihuana entre 21.000 kilos de naranjas. Esto permitió detener en agosto a uno de los máximos responsables de la organización en la localidad francesa de Montpellier, hecho que tuvo una amplia repercusión mediática en dicho país al tratarse de un delincuente muy conocido por las autoridades galas.