­Pedro, Luis y Andrés. Las primeras palabras son para ellos. Así lo quisieron los responsables. El hecho de que mande nuevo patrón, no hizo que se renunciara a la historia. Todo lo contrario. Se habló durante el acto de este miércoles, que supuso la puesta en marcha oficial de la futura fábrica de Cerveza Victoria, de la importancia del legado. Ahí estuvieron en primera fila los descendientes directos de Luis y Ricardo Franquelo. Después de 20 años bebiendo con su ausencia, la malagueña y exquisita, bajo esta prosa alcanzó fama nacional, volverá a fabricarse en la capital a mediados de 2017. Con mayor frecuencia de lo habitual, todos los estamentos políticos que asistieron ayer al acto simbólico de la colocación de la primera piedra celebraron la vuelta a la ciudad de una marca, temporalmente ausente, que vuelve a resplandecer.

Atrajo primero el foco la nueva ubicación de la fábrica. Situada en posición estratégica, entre el Palacio de Deportes y el aeropuerto, captará vistas de todas las hechuras. Arrancó todo, como se esperaba desde la víspera, con la fuerte presencia de representantes públicos de las distintas administraciones. Por mencionar, estuvieron el delegado de la Junta de Andalucía, José Luis Ruiz Espejo; su homólogo del Gobierno central, Miguel Briones; el presidente de la CEA, Javier González de Lara, y el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre. En sustitución del presidente de la Diputación, Elías Bendodo, atrapado en la World Travel Market, acudió el vicepresidente Francisco Salado. Una vez constituido, el marco dio buena muestra de una cerveza marcada por su fuerte personalidad. Sergio Ragel, responsable comercial, agradeció la presencia de los asistentes, mientras que el director general de Damm, Jorge Villavechia, y último responsable del grupo que ahora engloba también a Cerveza Victoria, constató a través del poder de convocatoria que el respaldo será activo.

Entre una fuerte ventolera, que hizo temer por la estabilidad estática de la carpa, Ragel pasó a revelar los detalles de la futura fábrica. Los números fríos, expuestos entre sonrisas y parabienes, son halagüeños: bajo la firma del estudio malagueño Gana Arquitectura, la fábrica contará con una superficie total de 3.374 metros cuadrados y contará con una inversión inicial de unos 6 millones de euros, que se podrá ver aumentada hasta los 10 millones en los próximos años. En las instalaciones, que se pondrán en marcha a mediados de 2017, comenzarán trabajando alrededor de 40 personas. Celebró Ruiz Espejo el hecho de que sean puestos de trabajo acariciados por los parámetros que rigen en los procesos industriales, habitualmente, algo mejores que los que trazan los empleos basura. Que así sea.

Pasado y futuro. A estas alturas, las primeras remesas de Cerveza Victoria que salieron en aquellas botellas de curvaturas estilosas de El Perchel han adquirido carácter museístico. Quien esperaba algún brebaje futurístico creado en los laboratorios de marketing salió decepcionado. Insistió Ragel en que borrarle la historia a Cerveza Victoria sería algo así como amputarle la mejor parte. Que la esencia se mantenga en sepia no significa que la nueva nave no esté equipada con los más modernos procesos de fabricación. Además, contará con una zona de visitas abierta a la ciudadanía para hacer pedagogía. También se podrán hacer catas, lo que invita a imaginarse desde ya como un chamán seducido por burbujas finas. El 9 de noviembre de 2016 será recordado en todo el mundo por el ascenso al poder de un lunático de pelos dorados. En Málaga, al otro lado del charco, lo esencial volvió a ser Franquelo. Trump no interesó apenas nada.