Dos indigentes recorren el aparcamiento y cuando localizan un coche abandonado, abren la puerta y se meten dentro. Son las 11 de la mañana del pasado martes y los vecinos que recorren con La Opinión este descampado usado como parking en la calle Ferrería del Rey no se sorprenden de la escena.

«Con este descampado llevamos 30 años», calcula Julio Retamero, vecino de la zona, mientras señala unas cuantas baldosas hidráulicas rotas, únicas huellas de las casas del Bulto demolidas por entonces.

El terrizo, que tiene como vecinos la calle Ferrería del Rey, el Cottolengo y un lateral del Parque Huelin, trae de cabeza a los vecinos, que llevan muchos años denunciando la acumulación de basura, escombros y también la orina y deposiciones humanas. «Aquí la policía acude cuando hay un maltrato, una pelea, pero que venga por aquí con cierta frecuencia y vean lo que hay aquí», pide Julio Retamero.

Este vecino muestra, junto a la pared del Cottolengo, un colchón, excrementos, bolsas de basura... un paisaje que nunca cambia en la parcela, polvorienta en verano, barrizal en invierno y siempre con socavones. «Por eso pedimos que lo emporlen, que le pongan una capa, como se ha hecho con otros solares», señala, y recuerda que hasta en la parcela que ocupaba el bloque de los Pescadores, a pocos metros, se ha echado gravilla.

«Esto ya se ha peleado muchas veces. Nos dijeron que no se podía emporlar porque es privado y los unos por los otros, los que pagamos las consecuencias somos nosotros», lamenta Agustina Monzón, una vecina.

También sufre el problema de forma directa, Esperanza del Pino, que vive en un primero, frente a un ficus junto al descampado, que además de acumular basura, alguna vez se ha llevado una sorpresa desagradable: «Un día me levanté, me iba a vestir, estaba con la ventana abierta y había una persona subida en el ficus». Esperanza cuenta que el Ayuntamiento poda el árbol, «cuando tengo las ramas dentro de la terraza», mientras que Julio Retamero recuerda que consiguió del Consistorio «que me prometieran que lo limpiarían cada diez días, pero qué va, y esto lo pueden limpiar una vez al año».

Por todo ello, los vecinos sólo tienen una reclamación: que el terrizo sea asfaltado, para que acaben así cerca de 30 años de suciedad e intranquilidad. No pierden la esperanza y confían en que su reivindicación se convierta en una moción en un próximo pleno municipal.

El concejal de la Carretera de Cádiz, Raúl Jiménez, contestó a los vecinos que no se se trata de una parcela municipal, sino privada y que el Ayuntamiento, a pesar de eso, lo ha limpiado de forma periódica. En cuanto a la propiedad, cuenta que sólo se conoce que perteneció a un aristócrata, ya fallecido, y que no se ha podido localizar a los herederos.

De cualquier forma, destacó que el Consistorio «no puede asfaltarlo porque no se puede gastar dinero público en una propiedad privada».

Sí señaló que, «a los vecinos le hemos ofrecido muchas veces la posibilidad de vallarlo, porque las ordenanzas recogen que un solar tiene que estar vallado, pero no asfaltado». En este caso, el Ayuntamiento lo vallaría de forma subsidiaria e intentaría localizar a los herederos. «Pero los vecinos no quieren porque entonces se quedan sin aparcamiento». Por eso, Raúl Jiménez reiteró que el Ayuntamiento puede vallarlo si los vecinos dan el visto bueno.