Los métodos tradicionales para encontrar el amor están llegando a su fin. El arte de ligar no es un asunto nuevo, existe desde siempre, pero su forma ha ido evolucionando con el paso del tiempo, sobre todo con la llegada de las nuevas tecnologías. El auge de diferentes páginas web de contactos, aplicaciones y redes sociales ¿ha facilitado la tarea de encontrar «el amor verdadero» o lo ha complicado?

Antes de la llegada de esta nueva era, ligar era un intercambio de miradas, sonrisas tímidas, envío de cartas, quedadas para conocer a cierta persona; al igual que frecuentar lugares de ocio, como discotecas y bares, para poder por fin encontrar a una pareja. Si había conexión, quedarían más, pero si el sentimiento no era recíproco, de nuevo se tenía que volver a repetir ese proceso de ligamiento para encontrar a esa media naranja.

Con el uso masivo del móvil y sus aplicaciones pasa justamente lo contrario de lo que ocurría antes: «primero se conoce en profundidad a la persona y luego se decide quedar cara a cara. Hay más atrevimiento en una red social, que si se hubieran visto en persona antes», así lo afirma Arun Mansukhani, psicólogo, sexólogo y subdirector del Instituto Andaluz de Sexología.

La búsqueda del amor sin importar la distancia.

Para encontrar el amor ya no hay tantos límites. Ahora se puede conocer a alguien de la misma zona hasta incluso fuera de la ciudad donde reside el interesado, «las redes sociales y las aplicaciones para encontrar pareja te conectan con el mundo entero. Son como una especie de ventana», explica el psicólogo. De igual manera, el método tradicional sigue funcionando, pero ahora hay más parejas que hayan encontrado el amor gracias a las nuevas tecnologías: «Actualmente, dos de cada tres parejas se conocen gracias al uso de las redes sociales», añade.

Las aplicaciones móviles como Tinder, Badoo, Grindr y Shakn y diferentes portales de contactos en internet, como Edarling, son algunos ejemplos de esta nueva forma de comunicación. En ellas, el usuario tiene el poder de elegir a quién conocer a partir de una simple foto, es decir, basándose en las primeras impresiones. Según el estudio realizado en 2015 por la empresa de análisis «App Annie» para la BBC, Badoo es la aplicación más utilizada mundialmente, por ejemplo en España; ocupando el segundo lugar Tinder, que ya supera a la primera en 18 países del todo el mundo, como Reino Unido, Francia y Noruega.

La decisión de casarse llega más tarde.

Según los últimos datos aportados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), la edad para contraer matrimonio es de 34 años en el caso de los hombres y 32 en las mujeres. Sin embargo, hace veinte años, en 1996, la edad media para casarse era de 28 años en ambos sexos. Los motivos serán distintos en cada tipo de persona del por qué no se quieren casar tan pronto, pero seguramente coinciden en las siguientes afirmaciones: «La situación de crisis económica que vivimos, la falta de independencia y la dificultad para comprometerse. Ese miedo de perder la intimidad», detalla Mansukhani. Esto quiere decir que ahora los veinteañeros y treintañeros ven más importante formarse académicamente y adquirir cierta madurez personal antes de formalizar una vida en pareja. Los sociólogos llaman a esto «madurez emergente». Además, en España se añaden las dificultades económicas para tomar la decisión de formar una familia.

¿Por qué se sigue buscando el amor?

El psicólogo Mansukhani recuerda que «el amor es algo esencial en los seres humanos. Para estar bien con nosotros mismos, necesitamos sentirnos queridos y querer. Es la base más importante de todas». Por este motivo, esa búsqueda forma parte de nuestro instituto de supervivencia. «Vivimos en una época donde el amor está muy idealizado», sostiene.

Para tomar la decisión de si un perfil les interesa o no, los hombres se fijan más en el físico, les importan más la primera impresión. En el caso contrario, las mujeres se percatan de algún detalle interesante para dar el paso de conocerlo en persona, como su manera de expresarse en la conversación. No obstante, ambos tienen claro que lo más importante es «exigir lealtad y fidelidad, que no estén jugando a ser parejas, y realmente no quieran tener una relación», recalca.

El perfil de los usuarios.

No todos buscan el amor de su vida, «la finalidad de su uso depende de cada persona, unos quieren más bien un sexo esporádico, otros simplemente conocer a una persona y lo que vaya surgiendo, y las que directamente desean encontrar a su alma gemela» recuerda Arun Mansukhani. «Los jóvenes tienen más posibilidades de conocer a personas de su misma edad y gustos parecidos, pero en los más adultos es más complicado», afirma.

Consecuencias negativas

El uso de las nuevas tecnologías para encontrar el amor puede ser fallido. Un estudio realizado por GlobalWebIndex, que analiza los consumidores digitales, afirma que el 42% de los usuarios que usan aplicaciones para ligar, como Tinder, están casados o tienen ya pareja. Sobre todo ocurre con los hombres heterosexuales, que se crean un perfil para «buscar relaciones extramatrimoniales», añade el psicólogo.

Además de esto, el principalproblema sería que causara adicción el estar al pendiente de que la persona que se está conociendo no responda al mensaje con la rapidez que se espera y se empieza a pensar en lo peor: «La sociedad está acostumbrada a la inmediatez. Esperan que la contestación de un mensaje sea de manera inmediata. Esto genera una especie de compulsión, que es la base de la adicción», dice Mansukhani.

Otro de los aspectos negativos sería que el usuario solo mantuviese conversaciones de manera virtual y no en un entorno social, intercambiándose mensajes con varias personas en diferentes redes, pero que en realidad no conoce en persona: «Es un contacto más virtual que real», explica Antonio Soto, Director del Área de Prevención y Nuevas Adicciones del Centro de Tratamiento MonteAlminara, en su libro titulado Las nuevas adicciones. ¿Qué son? ¿Cómo afrontarlas?.

Además, no todas las personas que usan las nuevas tecnologías tienen problemas de sociabilización, a veces tienenpoca autoestima y confianza y se sienten más seguras comunicándose a través de una pantalla. «Estos medios son una especie de oasis para ellos», expresa.

Internet no es malo, sino el uso que se hace de él y hay que prestar más atención a los más jóvenes, por ello los padres deben estar al pendientes de ellos y avisarles de sus ventajas e incovenientes. «El centro MonteAlminara acude a diferentes colegios explicando las posibles consecuencias del mal uso de las redes sociales», comenta Antonio Soto.

¿Hay futuro?

Según un estudio realizado por Oxford Internet Institute en el 2011, el 22% de las parejas que estaban conviviendo juntas se habían conocido a través de internet. Esto quiere decir que tiene éxito a pesar de que no esté muy bien visto socialmente todavía «muchas parejas no tienen el valor de comunicar a sus familiares y amigos que se conocieron por una red de contactos. Todavía hay prejuicios», opina Mansukhani.