Sonia Pino (Málaga, 1991) va a ver cumplido su sueño de viajar a Asia. En febrero de 2017 visitará la ciudad de Ahmedabad, en la India, para exponer nada menos que su trabajo fin de carrera de la Escuela de Arquitectura de Málaga: una novedosa solución para los dos edificios del XIX de Rafael Mitjana de la Plaza del Teatro, de los que sólo se mantiene en pie parte de la fachada, pues fueron vaciados por dentro.

La joven arquitecta participará en el concurso internacional Archiprix, que cada dos años se celebra en un rincón del mundo y que reúne los mejores proyectos fin de carrera de Arquitectura. Su trabajo, calificado con un 9,5, ha sido el seleccionado para representar a la Universidad de Málaga.

«El tribunal de los proyectos fin de carrera lo que hace es proponer temas pero tú también puedes proponer uno. Estuve un tiempo colaborando en la Casa Invisible para hacer el plan director y como aparcaba en El Ejido todos los días, de camino a la Casa Invisible pasaba a diario por las fachadas de la plaza del Teatro. Un día pasé y dije: voy a hacer mi proyecto fin de carrera de esto».

La propuesta final es un centro de formación y creación en los dos edificios, pero la novedad es que aprovecha las fachadas originales, tal cual están en la actualidad, para incluir una estructura moderna acristalada y con rampas. Además, en la fachada incompleta, la que da a la calle Tejón y Rodríguez, se crea una suerte de plaza. En este último edificio ha incluido también un auditorio en el sótano.

Contra el fachadismo

Con esta actuación, que Sonia Pino precisa que «no es una opción para destruir todos los edificios por dentro y poner eso», lo que critica ante todo es la situación de abandono en la que estas dos obras de Mitjana han estado durante años, así como la práctica del «fachadismo» en Málaga, el vaciamiento de edificios notables para dejar sólo la fachada. A Sonia, esas fachadas vacías le recuerdan a las que abundan en las películas del Oeste.

«Lo que más me interesaba es cómo han podido dejar esta fachada así, tantísimos años, con lo que cuesta mantenerla, además con los andamios, y qué ha tenido que ver la administración en esto. Cuando empecé el proyecto estuve hablando con los vecinos y me comentaban que era una locura el polvo y la suciedad que salió de ahí».

La arquitecta de 24 años se pregunta hasta qué punto «merece la pena» demoler por dentro unos edificios del XIX, «para hacer lo mismo dentro, pues irán viviendas de lujo que lo que van a hacer es encarecer un poco más el Centro Histórico».

En este sentido, Sonia Pino es partidaria de «mejor restaurar que lo que van a hacer».

En su proyecto, precisamente, en los dos cascarones vacíos del XIX introduce sendas estructuras con plataformas y sus respectivos usos. «Esto hace que la fachada vuelva a funcionar y se consolide estructuralmente. Vuelve a la carga, que es como debe estar. De alguna manera, que ayude a la fachada y que la fachada ayude a la estructura nueva en cada uno de los edificios», detalla.

En su proyecto, el edificio con la fachada semidemolida está pensado para centro de formación, «porque hace falta, estuve viendo diferentes pero no están en el Centro Histórico», mientras que para el más pequeño de la plaza del Teatro ha proyectado el centro de creación, «con un espacio de dormitorio para creadores y su propio taller». Sonia Pino ha compaginado la Universidad de Málaga con estudios en Polonia y Brasil en estos últimos años. Recién salida de la Escuela de Arquitectura, confiesa que todavía no tiene claro cómo encarará la profesión. «No quiero trazarme un plan, sí sé que me iré de Málaga y que volveré». También le atrae la rehabilitación de edificios y todo lo relacionado con el Patrimonio. Cuando cumpla su sueño de viajar a la India, esta brillante promesa de la Arquitectura quizás encuentre su camino profesional.