La solidaridad tiene muchas caras y, al menos dos de ellas, son las de los abogados malagueños, Ignacio Loring y Arantxa Triguero, que en unos días partirán a la isla griega de Lesbos, una pequeña porción de tierra en mitad del Mediterráneo que acoge a miles de refugiados sirios, afganos, pakistaníes, iraníes e iraquíes, principalmente, que han huido del horror y la guerra y esperan, a veces durante meses, su oportunidad para disfrutar de un futuro mejor para ellos y sus familias en la Unión Europea.

El trabajo de estos letrados, compañeros de despacho y especialistas en Extranjería, será el de asesorarlos para que puedan solicitar el ansiado asilo, así como detectar los casos más vulnerables, los de menores de edad no acompañados o los de las mujeres que pueden ser víctimas de las mafias que se dedican a la trata de blancas. Ambos parten a la isla griega en virtud del programa «Abogados europeos en Lesbos», organizado por el Consejo de la Abogacía Europea.

Noemí Alarcón, una de las coordinadoras del proyecto, destaca que falta «asistencia jurídica letrada a los refugiados en Grecia y en Lesbos es donde hay más necesidad, porque las llegadas son masivas. Esta es una iniciativa piloto». Se lleva a cabo desde julio y los letrados atienden in situ a los inmigrantes, ya que disponen de dependencias propias en el campamento de Moria. «Allí se asiste a cualquier persona, se resuelven sus dudas, muchas de ellas jamás han visto un abogado», precisa. Se les ayuda, básicamente, a que soliciten el asilo o la ansiada reunificación familiar si tienen allegados en otros países de la Unión Europea.

«Antes del acuerdo entre Turquía y la UE las llegadas eran masivas, luego se moderó algo el número, pero aún así están llegando un centenar de personas al día, al menos en verano. No para», aclara, para explicar después que allí están en un limbo jurídico hasta que son asistidos y las autoridades están desbordadas.

Pueden pasar meses hasta que los afectados son atendidos. «Vienen en pateras, barcazas grandes y hay muchos solicitantes de asilo. Huyen de una situación de guerra y emergencia. Teóricamente, según el Convenio de Dublín, deben pedir el asilo al primer país al que llegan, esto es Turquía», señala Arantxa Triguero, que además es presidenta de Málaga Acoge y que está especializada en Derechos Humanos y Extranjería.

Para ella, no se trata de hacer turismo. «Será una experiencia profesional y personal muy importante, un antes y un después. Estoy deseando llegar», subraya.

Ignacio Loring, compañero de despacho de Triguero, señala que la idea es ofrecer su experiencia y el conocimiento de temas de Extranjería y asilo. «En el campo de refugiados de Moria hay más de 4.000 personas de 40 nacionalidades, la mayoría sirios, afganos o iraquíes», apunta, para añadir al instante que lo más importante es ayudar y detectar a quienes están en situación más vulnerable. «Hablo de los menores no acompañados, de los adolescentes que van solos, las embarazadas, los que son susceptibles de caer víctimas de la trata de blancas», recalca.

Asimismo, destaca que los afectados pasan muchos meses allí, que el momento es tenso, que nunca se sabe cuánto puede tardar la situación de asilo. «A hacer esto me llevan muchos años de experiencia como voluntario, por tanto es una motivación humana y cristiana: la gente necesita ayuda y yo creo que puedo aportar algo, aunque sea un granito de arena», concluye.