­Personas que fingen estar embarazadas con prótesis, otras que se achinan los ojos con cinta adhesiva o padres que aíslan a sus hijos para evitar que conozcan su procedencia. Estos son algunos de los extremos a los que tienen que hacer frente madres y padres al no poder tener hijos por el método tradicional. La inseminación artificial, la ovodonación, la adopción o la gestación subrogada son las formas a las que pueden acceder estas personas con problemas para concebir, pero socialmente unas son más aceptadas que otras. Y, lo más importante, de algunas existe un gran desconocimiento.

Silvia Gil Rueda es psicoterapeuta y organiza charlas en colaboración con el Grupo de Apoyo Hello Málaga para pacientes de reproducción asistida. Informa sobre los procesos de adopción, la gestación subrogada como modelo de familia, los requisitos y términos legales de esta opción y, además, proporciona ayuda para aprender a gestionar la montaña rusa de emociones que se vive durante estos procesos.

«No solo es difícil, también las personas que optan por estas vías se enfrentan a la impotencia, el rechazo por parte del entorno y el propio duelo no resuelto de la infertilidad», cuenta la psicoterapeuta. Es por ello que en las conferencias que realiza invita, no solo a las personas que estén pasando por esto, sino también a las familias para explicarles el daño que pueden hacer con sus malos consejos. Su próxima conferencia será en Nerja el 30 de noviembre.

Situación en España

Existen ya agencias de gestación subrogada en Madrid, Barcelona y Alicante. En Andalucía, la única que hay actualmente está en Málaga y comenzó a funcionar el día 20 del mes de octubre de 2015. Es importante que las familias conozcan la realidad de cada una de las opciones y la gestación subrogada es la gran desconocida, a pesar de que alrededor de 500 familias al año en España están optando por este proceso.

La gestación subrogada está reconocida por la ley española de reproducción asistida y, aunque el contrato en España sea nulo de pleno derecho, permite la afiliación de los hijos concebidos por esta opción siempre que se realice en zonas donde esté legalizado este método. Y estas son: Estados Unidos, Canadá y los países del Este. Cada uno exige unos requisitos, por tanto, según las características de las personas que quieren optar por esta opción deberán ir a un país u otro.

En este sentido, Norteamérica tiene una visión más liberal, es decir, pueden acudir modelos de familia monoparentales, heterosexuales y homosexuales. Sin embargo, los países del Este solo permiten que una pareja heterosexual acuda a este método por la infertilidad de la madre, siempre y cuando no haya problemas con la carga genética del hombre, ya que una vez en España, este será el que quede como padre biológico legal del bebé.

El proceso puede costar desde unos 130.000 euros en Estados Unidos hasta alrededor de 50.000 euros en los países del Este y dura un periodo aproximado de entre 12 y 18 meses.

«No me gusta que se hable de la gestación subrogada como si las gestadoras alquilasen su útero, se trata de una acción altruista, hay que dejar claro que ambas partes pasan por un proceso de aceptación recíproca y que tienen que tener unos requisitos como no encontrarse en riesgo de exclusión social, es decir, tienen que tener una situación socioeconómica media o media-alta», insiste Silvia.

Sea cual sea la opción escogida, Silvia Gil explica que es importante que los niños concebidos por cualquiera de los métodos de reproducción asistida lo sepan desde pequeños. En primer lugar, los padres tienen que aceptarse a ellos y a su opción de familia para que sus hijos puedan hacer lo mismo. La labor de esta psicoterapeuta es ayudar a todas las partes implicadas en estos procesos para que aprendan a conducirlos de la mejor manera posible.