­El exasesor urbanístico del Ayuntamiento de Marbella y cerebro de la operación Malaya, Juan Antonio Roca, salió ayer de la prisión provincial de Alhaurín de la Torre en el primer permiso de tres días que se le ha concedido desde que fue encarcelado en marzo de 2006. Vestido con una chaqueta y sin corbata, alrededor de las 17.15 horas Roca salió a pie de la cárcel ante una gran expectación mediática y se montó a continuación en un vehículo en el que abandonó el lugar. Aunque aseguró a los numerosos periodistas que le rodeaban que no iba a hacer declaraciones, finalmente tan sólo apuntó que ya ha tenido «oportunidad de pedir perdón» por los delitos cometidos.

La Audiencia Nacional confirmó la semana pasada el permiso al apreciar que está colaborando para pagar sus responsabilidades civiles y en atención al buen comportamiento que tiene en la prisión. Fuentes judiciales señalaron que Roca no podrá ir a Marbella, ya que el permiso se le ha concedido para fuera de esta ciudad, por lo que se trasladará a Murcia con su familia y bajo medidas preventivas.

Juan Antonio Roca, exasesor de Urbanismo del Ayuntamiento de Marbella, había pedido 18 veces un permiso carcelario. Ahora, además del que disfrutará este fin de semana, tiene otro pendiente de seis días, del que podrá hacer uso en dos meses, y tendrá muchos más de aquí a finalice la pléyade de condenas que arrastra.

Roca fue sentenciado a 17 años de cárcel en el caso Malaya, a seis años y diez meses en Saqueo 1, a cuatro en Minutas, y arrastra otras penas menores por Belmonsa o el caso Urquía, además de tener por delante en torno a 120 causas por convenios urbanísticos, por las que la Fiscalía Anticorrupción no quiere llegar a acuerdo alguno. Sin embargo, la Sección Primera de la Audiencia Provincial accedió a acumularlas, por lo que podrá cumplir más de dos décadas entre rejas.

Detenido en 2006

El exasesor fue detenido el 29 de marzo de 2006 en el marco de la operación Malaya y, desde entonces, está en prisión, lo que hace un total de diez años y siete meses entre rejas. Es el preso con una condena más dura por delitos económicos en toda la historia judicial española. De hecho, él mismo se llegó a quejar en un juicio de que el asesino de la niña Mari Luz Cortés, Santiago del Valle, ha disfrutado de permisos antes que él. Sólo pasó ocho días fuera de la cárcel cuando el segundo instructor del caso Malaya le concedió la libertad tras dos años de prisión preventiva.

Pese a todo, su conducta en prisión ha sido «correcta», es respetuoso en relación a los compañeros y a los funcionarios y su actitud es positiva. Además, para concedérsele el permiso la Audiencia Nacional ha tenido en cuenta que está pagando las responsabilidades civiles. No en vano, tiene todo su patrimonio intervenido y la Sala Primera de la Audiencia Provincial abrió una página web para vender su enorme imperio con el fin de que se vayan pagando las multas y sanciones pecuniarias impuestas, algo prácticamente imposible. Por ejemplo, hace unas fechas se vendió la extensa finca murciana de La Loma por 24 millones de euros, aunque ya ha satisfecho prácticamente la totalidad de Saqueo 1 (casi ocho millones de euros).

Roca ha tenido muchas vidas en una. Tras estudiar ingeniería, se metió en negocios de construcción, de forma que a finales de los ochenta alguna de sus sociedades quebró. Sin embargo, él siempre se ha quejado de que la policía haya dado una imagen de él como una persona sin patrimonio, «quebrado», llegó a decir. En 1991, de la mano de Jesús Gil, llega a Marbella y es puesto al frente de la sociedad municipal Planeamiento 2000, desde donde impulsó la firma de convenios con arreglo a la revisión del PGOU de 1998 que echó abajo la Junta de Andalucía. Los concejales lo llamaban el Jefe, porque a veces tenían que esperar durante horas a que él pudiera atenderlos en su oficina. Tuvo problemas judiciales ya con los casos Saqueo 1, cuando José Luis Sierra filtró a la policía los tejemanejes de las sociedades municipales, al tiempo que acumuló un patrimonio inmenso.

En agosto de 2003, participó como asesor en la moción de censura que impulsó a Marisol Yagüe a la alcaldía, cayendo Julián Muñoz, que lo había destituido meses antes para entenderse con la Junta de Andalucía, y se convirtió otra vez en el hombre fuerte del Urbanismo, aunque todo saltó por los aires en marzo de 2006 como consecuencia de la operación Malaya.

En prisión, se dedicó a preparar su defensa. Incluso, con los años, se le permitió tener un ordenador para analizar el enorme sumario escaneado de la trama de corrupción. Además, dio clases y enseñó a leer a diferentes presos. Dicen de él sus compañeros que es un tipo amable y cercano.

A lo largo de la instrucción, pasó de negar los sobornos pagados por empresarios, que luego repartía entre los concejales, a admitirlo; y de rechazar que el patrimonio, valorado en más de 100 millones de euros, le perteneciera, a aceptarlo, aunque poca escapatoria tenía después de que la policía detuviera a su contable con las tablas de Excel con acrónimos de los aportantes y los sobornados junto a las sumas que percibieron. Su estancia carcelaria ha sido movida: ha pasado por Alhaurín, la prisión de Soto del Real, Albolote, Sevilla o Algeciras. En alguno de esos centros, tuvo fricciones con la dirección porque la mano aplicada era más dura de la cuenta.

Pese a que ha visto derrumbarse a otros como Muñoz o Yagüe, la confianza en sí mismo y su fortaleza mental le han llevado a no desfallecer nunca y pocas crisis de desesperanza se le conocen. Ahora, la libertad está más cerca.