­Conforme van pasando los cursos en la ESO, y a pesar de la mejoría experimentada en los últimos años, se van cayendo alumnos del sistema. Una caída generalizada en toda la comunidad autónoma que se agudiza según el instituto y la zona en la que se encuentre. No es raro que un centro que tiene cuatro aulas de primero de Secundaria tenga solo la mitad de cuarto. El abandono prematuro de los estudios continúa siendo un lastre para la educación en Andalucía. El 23% de los escolares lo deja sin conseguir el graduado. Las medidas puestas en marcha se han mostrado eficaces pero aún insuficientes para equiparar la media andaluza con la española. Por este motivo, la comunidad educativa ha recibido con cierto excepticismo el nuevo Plan de Éxito Educativo presentado este martes por la Junta. Valoran las intenciones pero dudan de su eficacia.

Porque más allá de un problema educativo, los profesores apuntan a circunstancias sociales. Así, José Luis González Vera, director del IES Mare Nostrum, en la zona de la Carretera de Cádiz de la capital, destaca que la falta de conciliación familiar y laboral de los padres es un hecho tal, «que prácticamente obligamos a que los hijos sean héroes, llegan a casa y pasan la tarde solos, sin que la familia sepa si estudian o se dedican a cualquiera de las innumerables ofertas de ocio que tienen a su alcance. Sería muy importante que la familia colaborara en la educación, pero para eso tiene que estar en la casa», sostiene González Vera.

Falta de espectativas. Del mismo modo, el director del Mare Nostrum destaca la falta de expectativas de buena parte del alumnado. En la actualidad, la tasa de continuidad es del 80%. Es decir, ocho de cada diez alumnos que consiguen terminar la ESO promocionan a Bachillerato o un ciclo formativo de FP. «Existe un grave problema de desmotivación», según sostiene. Y asegura que la sociedad es incapaz de absorber a tantos estudiantes universitarios, que cuando terminan sus estudios tampoco tienen garantizado acceder al mercado laboral. «Muchas veces no encuentran la meta. Es un camino incierto y lejano, con un plazo cronológico muy largo según su visión», añade.

Sin embargo, Arturo Fernández, director del IES Politécnico Jesús Marín, opina que los alumnos «no son tontos y saben que cuanto más estudien mejores condiciones van a encontrar». «Además, se les insiste mucho y tienen muchos modelos de referencia», agrega.

En cualquier caso, Fernández considera que el documento muestra «muy buenas intenciones, pero hay que hacerlas creíbles con la puesta en práctica y con los recursos que se puedan habilitar». De las 63 medidas contempladas, el director del Politécnico destaca la reducción de la carga burocrática, «pero tengo mis dudas de que eso se consiga». «La sensación en el profesorado es que la burocracia les desborda y que ese tiempo se podría dedicar a la labor docente», señala. También resalta la idea de poner en marcha campañas de comunicación para mejorar el reconocimiento social del profesorado. Y también la mejora en el acceso a la función pública mediante una prolongación del tiempo de prácticas tras la oposición, «primando lo práctico frente a lo memorístico».

No es la primera vez que la Junta intenta aumentar el porcentaje de alumnos que continúan estudiando después de la edad obligatoria. Desde el curso 2009/2010 lleva a cabo la convocatoria anual de la Beca 6000, como una medida que pretende prevenir el abandono prematuro del alumnado y lograr su continuidad y éxito dentro del sistema educativo. Desde su implantación ha beneficiado a unos 8.400 estudiantes en la provincia de Málaga y ha supuesto una inversión de 45,5 millones de euros, según informa la Delegación Territorial, que este año aún no tiene cifra de becarios, ya que el plazo de solicitudes concluyó el lunes.

Es una beca que aspira a facilitar la permanencia en el sistema educativo, al término de la ESO, al alumnado que va a cursar Bachillerato y Ciclos Formativos de Grado Medio de Formación Profesional en la modalidad presencial y que pertenece a familias con mayores dificultades económicas. Y es académicamente exigente, ya que su obtención y mantenimiento por parte del alumnado depende de su asistencia a clase y de su rendimiento escolar. Es decir, para cobrar los 600 euros al mes tienen que aprobar.

Pese a todo, en los últimos años la cifra total de alumnos que estudian Bachillerato se ha visto reducida. En el presente curso hay matriculados 124.524 escolares en toda Andalucía, mientras que en el curso 2009/2010, cuando se empezó a dar la Beca 6000, superaban los 130.100 estudiantes.

El Plan de Éxito Educativo aprobado el martes por el Consejo de Gobierno de la Junta establece 63 medidas para facilitar el éxito académico del alumnado y consolidar una política educativa «de calidad, inclusiva y equitativa». En cuanto al presupuesto, hay una aplicación dirigida en el contexto del plan porque hay acciones financiadas dentro del presupuesto de la Consejería, separando las enseñanzas especiales y estableciendo un plan valorado para este año en 4.000 millones de euros que irá repercutiendo según crezca el presupuesto y según las necesidades de cada curso.

Persigue que en el próximo cuatrienio el 85% de la población escolar estudie y apruebe Bachillerato o Formación Profesional.