­«Dicen que la oxitocina que se libera en el sexo es la hormona del amor», confiesa Esther Del Moral que lleva desde el año 1993 ejerciendo como ginecóloga en Málaga. Cientos de pacientes han pasado por su consulta y aunque confiesa, que las malagueñas comienzan a deshacerse de tapujos y tabúes a la hora de contar sus problemas, aún queda mucho por hacer. Palabras como «coito», «genitales» o temas como la masturbación siguen sacando los colores a las mujeres que acuden a su clínica.

Los beneficios de mantener una vida sexual satisfactoria pueden ser muchos, tanto a nivel psicológico como fisiológico. «A nivel fisiológico hay muchas mejoras y no solo porque la persona se siente bien sino porque implica un mayor rendimiento hormonal», comenta y añade que «la satisfacción sexual forma parte de la salud de la persona». Esther Del Moral señala que hay muchos mitos que rodean al coito, por ejemplo, el hecho de perder calorías al practicarlo. «El sexo es como una actividad física saludable, es cierto que quema calorías pero esto dependerá del tiempo y de la intensidad de la relación sexual». El sexo genera endorfinas al igual que el deporte. «Si hay satisfacción dentro del coito e incluso, hay orgasmo se liberan hormonas como la dopamina y la oxitocina», sentencia la doctora.

Asimismo, existen muchos perjuicios dentro de la abstinencia sexual no buscada. «No tener sexo no es negativo pero todos los beneficios que tiene el cuerpo a nivel fisiológico se pierden», comenta Del Moral que sostiene que «hay estudios que confirman que el funcionamiento de la próstata va mejor si se tiene una vida sexual activa».

En la actualidad, la mayor parte de las pacientes de la ginecóloga tienen menos de 35 años. «Se nota un cambio y hay muchas más consultas ahora que cuando yo empecé, hace 20 años». Los malagueños comienzan a hablar de sus problemas sexuales y a olvidar la vergüenza. «Veo muchas mujeres con falta de orgasmos, pérdida de deseo sexual y en el caso de los hombres, a mi consulta llegan problemas de disfunción eréctil o eyaculación precoz», comenta.

Las personas que están pasando por un proceso de separación o divorcio y se encuentran en un momento difícil también suelen acudir a su clínica. «Estos casos han aumentado mucho porque ahora hay muchos más divorcios que antes», dice la especialista.

Hay tantas formas de tener sexo como personalidades y es que una relación sexual podría comenzar por una caricia. «En el momento en el que la persona comienza a sentir placer, consideramos que estamos ante una relación sexual», asevera Esther Del Moral.

Cristina Ladrón lleva desde el año 2008 ejerciendo como sexóloga. En la actualidad, Ladrón trabaja en el centro MiMatrona de El Palo. «Hay una reacción bastante directa entre el sexo y la adolescencia», comienza a relatar la especialista que, dentro de su trabajo, también ofrece charlas sobre sexualidad. «Para algunos, tener sexo es como una categoría», comenta. «La gente, normalmente relaciona el sexo con el coito o la penetración a través de los genitales; la sexualidad es mucho más amplia», sostiene. Cuando Cristina Ladrón se pone frente a un grupo de personas para hacer una exposición, suele hacerles una pregunta: «¿Qué es lo que entienden por sexo?», la mayor parte de ellos responden con palabras similares: «coito», «penetración o «genitales». Limitan el concepto de sexo. «Los problemas que vemos en consulta o los mitos sobre los que se sostienen, tienen que ver con el antiguo concepto de sexo», dice Ladrón.

Tener una vida sexual satisfactoria tiene una incidencia sobre la autoestima de la persona. Cuando alguien deja de tener sexo de forma involuntaria comienzan a llegar los problemas porque, según la especialista, en el momento en el que comienza la abstinencia sexual se inician las discusiones de pareja: «Comienzan las tensiones, la falta de comunicación...» y añade que, incluso, en algunos casos la falta de sexo podría traducirse en comportamientos violentos o en sentimientos como la rabia.

Menos creatividad o menos imaginación; las personas que dejan de tener una vida sexual activa pierden hasta la capacidad de sentirse atraídos por otras personas. Además, el sexo lleva consigo muchos tabúes. «Hay muchos», señala Cristina Ladrón que confiesa que aunque ya no es tan difícil oír hablar del asunto, confesar una masturbación, por ejemplo, delante de una especialista o de la pareja es «bastante incómodo» y añade: «Aún nos cuesta trabajo hablar de sexualidad con naturalidad».

Ana Arostegi lleva 23 años ejerciendo como ginecóloga en la provincia. «Las mujeres se han ido soltando, relativamente», comenta. Según la doctora muchas siguen retrayéndose a la hora de contar sus problemas sexuales. «Muchas de ellas, incluso después de consultarme alguna duda, han dejado de venir a consulta», comenta la doctora que al igual que sus compañeras vuelve a incidir en los problemas de no tener una vida sexual satisfactoria. «Cuando las mujeres llegan a la menopausia el hecho de no tener sexo puede afectar significativamente a la lubricidad de la vagina, por ejemplo», señala. Además, la doctora Arostegi insiste en las diferencias entre la sanidad pública y la privada a la hora de fomentar la intimidad de sus pacientes que, según ella, acaban confesando más cosas en una clínica particular.