­La Asociación de Jóvenes Agricultores (Asaja) de Málaga informó ayer de que las lluvias torrenciales del pasado domingo afectaron fundamentalmente a cultivos de cítricos y hortalizas de una parte del Valle del Guadalhorce, la situada en la zona más cercana a la cuenca del río, y descartó que las precipitaciones hayan causado daños generalizados en la comarca. Según explicaron el presidente de Asaja, Baldomero Bellido, y el secretario general, Benjamín Faulí, las parcelas más afectadas están en Cártama, Alhaurín de la Torre y Málaga (Churriana y Campanillas), mientras que hay daños «menos aparatosos» en Coín (pendiente aún de una mayor evaluación), Álora y Costa del Sol Occidental. Asaja, que todavía no manejan cifras de afectados ni de cuantía economía, añadió que las lluvias también dejado daños en caminos, vallas, motores de pozos o cabezales de riego.

Bellido apuntó que los cultivos más dañados han sido, entre los cítricos, el de las clemenules (una variedad de mandarina clementina que está en plena fase de recolección), en tanto que las alcachofas y las lechugas son las que se han llevado la peor parte entre los hortícolas.

«El daño viene principalmente de que el agua ha mojado mucho las clemenules, que tienen una piel muy sensible. Además, hay muchos árboles de cítricos que están inundados, con barro y con lodo, lo que puede propiciar la aparición de hongos. Y también se han anegado campos de alcachofas y lechugas», comentó. Según Asaja, el problema ha venido por el desborde de los arroyos de la zona y del Guadalhorce en su confluencia con el río Grande, lo que dejó una gran balsa de agua en las huertas de ambas márgenes. Hasta que el agua no termine de filtrarse, los agricultores no podrán acceder a las parcelas para determinar los daños.

Por su parte, Faulí añadió que Asaja está ya preparando el protocolo para pedir las correspondientes indemnizaciones a las administraciones y aseguradoras. El protocolo consiste en una declaración jurada, preparada desde las inundaciones de Málaga en 1989; una valoración de daños, que suele tardar una semana como mínimo; una solicitud a la administración central y autonómica para que valoren los daños; sumar todas las cuantías y, por último, solicitar las indemnizaciones.