Se esperaba un buen puente, a tono con el formidable rumbo del curso turístico, pero el temporal ha trastocado severamente las previsiones. La imagen de lluvia, en muchos casos acompañada de rescates y situaciones extremas, se ha colado de lleno en el ánimo del turista, aumentando la incertidumbre y con un efecto inmediato que estaba ayer desde muy temprano en la mesa de los hoteles: la supresión de las ventas de última hora, a las que el sector se aferraba para confirmar su repunte.

Según explica Francisco Moro, vicepresidente de la patronal, el eco de las lluvias no se ha traducido en cancelaciones, pero sí en un freno para los nuevos clientes. «Los que estaban pensando en organizar un viaje seguramente se abstengan», resalta.

La Costa del Sol partía para este puente con un pronóstico de ocupación del 70 por ciento, alrededor de tres puntos más que en 2015. Un porcentaje que se elevaba hasta el 80 por ciento en la capital, donde no se descartaba el lleno. Los cálculos, insiste Moro, quedan ahora en el aire, a la espera de la reacción de los turistas, que no parece que en las próximas horas vayan a lanzarse a adquirir nuevos paquetes. Los hoteleros son realistas y dan por perdido el empujón de las compras espontáneas, casi siempre determinante a la hora de cuadrar los resultados. Francisco Moro, en este sentido, lo tiene claro y advierte que la nueva situación obliga a reconfigurar los planteamientos iniciales.

El puente de la Constitución, especialmente sensible para los alojamientos del interior y las casas rurales, supone normalmente la antesala de la campaña de las fiestas de Navidad y una de las fechas señaladas de la llamada temporada baja. Sobre todo, en lo que se refiere a los movimientos del mercado nacional.

Ayudas de TSS Group. Precisamente el sector turístico fue el artífice de una de las buenas noticias de la jornada en relación con los daños causados por las lluvias. El empresario Manuel Molina, presidente y fundador de TSS Group, el gran conglomerado de agencias de viaje de Alemania, ha querido solidarizarse con los afectados activando el fondo de emergencia con el que cuenta la entidad, que ya sirvió para auxiliar a las víctimas de las inundaciones de Dresde. Las ayudas serán presumiblemente canalizadas a través de los ayuntamientos, que serán los encargados de verificar y valorar la urgencia.