La Fiscalía Provincial de Málaga pide cuatro años de prisión y sendas multas de 700 euros para el patriarca de Los Charros, V. R. A., su hijo y su nuera, por un delito contra la salud pública cometido supuestamente al vender cocaína desde la vivienda en la que la pareja vive en la barriada de La Palmilla.

Según consta en el escrito de acusación fiscal, durante los meses de marzo a septiembre de 2014, «todos los acusados de común acuerdo se han dedicado a la venta de cocaína base en una vivienda» de La Palmilla, donde reside la pareja acusada o en las inmediaciones, «siendo la labor de los mismos realizar las ventas directamente a los compradores y recaudar dinero», mientras que V. R. A., «por ser el patriarca del clan de Los Charros, y padre y suegro respectivamente de los anteriores, consistía en llevar a cabo el control de las ventas, indicando en ocasiones a los compradores en la vía pública el lugar donde ese día se localizaba el punto de venta pero sin llegar a entrar en contacto con la droga».

Asimismo, le proporcionaba a su hijo, siempre según la Fiscalía, «el uso de dos coches de su propiedad únicamente con el fin de guardar en ellos las dosis ante el peligro de un registro de su domicilio, ya que por su experiencia conocen tal eventualidad, al haber sido registrada ya en varias ocasiones sus viviendas».

El fiscal detalla en su escrito diferentes ventas ocurridas en los meses de marzo y abril de 2014. A partir de junio, como consecuencia de varias operaciones policiales practicadas en la barriada de La Palmilla, «los acusados cambiaron su modus operandi y comenzaron a realizar ventas solo en fines de semana, al conocer que la presencia policial es menor en esos días». Así, la policía, siempre según la versión del ministerio fiscal, detalla hasta cuatro compras de droga desde junio a agosto de 2014.

El 6 de septiembre, sobre las 12.15 horas, se realizó un registro autorizado por el juez en la casa, «teniendo que hacer uso de la fuerza los agentes para entrar, tiempo que aprovechó la acusada para tirar papelinas por el fregadero de la cocina con el grifo abierto y arrojar por la ventana y tirar por ella otros envoltorios más, siendo recogidos en el mencionado fregadero once envoltorios con 0,50 gramos de cocaína». En el tejado, se hallaron otros once envoltorios. Este periódico se puso en contacto con el abogado penalista Javier Arias González, que representa a los imputados, pero el mismo declinó hacer cualquier tipo de valoración por respeto al tribunal y ante la proximidad del juicio.