En varias zonas de Málaga, donde existen árboles, se observa la presencia de un roedor del que desconozco si pone en peligro a otras especies animales, si causa daños al hombre, altera el equilibrio ecológico, transmite enfermedades, produce daños irreparables, ataca la flora y otras muchas calamidades que conocen al dedillo los defensores del medio ambiente que al menor desvío de la acción humana en busca de zonas edificables se ponen en marcha con agoreros cataclismos. Me refiero al roedor conocido por ardilla. Ignoro si las ardillas que deambulan por nuestras zonas arboladas y boscosas pertenecen a las conocidas como Terrestre Europea, Voladora o Común. Mis conocimientos zoológicos no llegan a tanto.

Lo que es innegable es que la población va aumentando de forma progresiva. Se detectó su presencia hace varios años en los pinares de los Montes de Málaga, a dos pasos de las zonas habitadas, porque a unos cuantos kilómetros de Fuente Olletas, las construcciones son escasas. Salvo las ventas donde se disfruta de los huevos fritos con lomo y vino de la tierra, la presencia humana es escasa. No creo que las ardillas causen trastornos en la zona. Supongo que se alimentarán de los piñones de los pinos piñoneros.

Pero de los Montes, como los jabalíes, las ardillas han ampliado su hábitat y se las ve por los arbolados paseos de Limonar y Miramar, entre otros, incluso alguien ha detectado su presencia en el Parque malagueño. No creo que sean tan nocivas como el picudo rojo que ha acabado con muchas palmeras de la ciudad ni tiene relación alguna con la peligrosa proliferación de jabalíes, que también se acercan más a la zonas pobladas en busca de alimento.

Quizás alguien se haya preguntado por el origen de esta lenta pero progresiva invasión de ardillas que, en principio, salvo opinión contraria, se ve con buenos ojos; parece que pueden convivir con los jilgueros, los gorriones y otras aves que, al parecer, están en fase de extinción por la presencia de tórtolas de origen argelino, dicen, las jaleosas cotorras que se alimentan de los pajarillos y las insaciables gaviotas que están por todas partes luchando a pico partido con las palomas y los mirlos.

Respondo a la pregunta del origen de las ardillas que hace años se las vio por los pinos de los Montes de Málaga.Una pareja de Cazorla

La llegada de las primeras ardillas a Málaga se produjo hace cuarenta o cincuenta años. No puedo precisar la fecha porque el introductor falleció hace unos años. Me refiero a José Ángel Carrera Morales, ingeniero de Montes, que presidió la delegación de Málaga del Instituto Nacional de Conservación de la Naturaleza, más conocido por sus siglas, ICONA. Ya jubilado fue el primer presidente de la Asociación de Amigos del Jardín Botánico de La Concepción, fundado en 1995.

Pues bien, un hermano del citado ingeniero, que tenía la misma profesión y la ejercía en la Sierra de Cazorla, le trajo de la sierra jienense una o dos parejas de ardillas con el fin de introducirlas en los Montes de Málaga. Las tres o cuatro o cinco ardillas de Cazorla fueron liberadas de las jaulas en que llegaron a Málaga, y ¡hala, a buscarse la vida!

Está claro que se buscaron la vida y procrearon sin problemas ni impedimentos. Ahí están los descendientes directos de aquellas dos parejas disfrutando del clima de Málaga, como los ingleses, los alemanes, los daneses…Otros inquilinos no deseados

Dejando a las ardillas trepando por los árboles y cruzando la calzada del paseo de Miramar, en nuestro entorno nos encontramos con unos inquilinos no deseados, como las citadas cotorras argentinas y las voraces gaviotas que de su hábitat natural -la zona costera- han pasado a poblar lugares donde antes no se las veía.

Primero, en los Los Ruices, o vertedero de basuras en Los Asperones. Allí acuden en masa para encontrar alimento entre los restos de productos orgánicos. La necesidad les lleva hasta acercarse sin miedo alguno a los chiringuitos del Paseo Marítimo.

Un día, no lejano, los que nos encontrábamos en la piscina del Real Club Mediterráneo nos vimos sorprendidos cuando una gaviota se lanzó sobre un bocadillo que consumía un socio y que había depositado unos segundos sobre una hamaca.

He oído decir a un experto -yo no lo soy- que la disminución de la población de jilgueros y gorriones se debe a la proliferación de las mencionadas tórtolas y cotorras argentinas, que son las depredadoras naturales de los pajaritos.

Con respeto a la afición de incorporar a los jardines privados especies exóticas que llegan de la mano de comerciantes y de los que regresan de viajes al Caribe y Méjico, me viene a la memoria lo que me confesó hace muchos años en el curso de una entrevista radiofónica el entonces delegado o jefe provincial de Sanidad, don Marcelo Arce Aviñó, que fue teniente de alcalde de nuestro Ayuntamiento.

Me expuso su temor a las consecuencias de la cada vez más numerosa presencia de animales exóticos en Málaga. Como portadoras de enfermedades desconocidas en España podían provocar enfermedades o males a los que no se podían hacer frente por no existir antídotos o medicinas para encarar esos males. Marcelo Arce ejercía como dermatólogo y era además epidemiólogo.Un león en Carranque

A un futbolista del C.D. Málaga le apodaron El león de La Palmilla. Me refiero a Canillas, jugador de la cantera nacido en el citado barrio de la ciudad. Pero hubo otro león, pero este de verdad, como el mundialmente famoso león de la Metro Goldwyn Mayer que rugía unos segundos antes de aparecer el título de la película producida por la famosísima empresa hollywoodense. Es el más famoso león del mundo. El león de hoy me refiero al de Carranque.

Un vecino de la barriada del mismo nombre -en aquella época, Barriada del Generalísimo-, acogió en su vivienda a un leoncito que no sé de dónde lo sacaría; quizá de un circo. El caso es que el leoncito se convirtió en adulto y deambulaba por los pasillos de la vivienda de su propietario como un miembro más de la familia.

Cuando era un gracioso juguete como un gatito o perrito nada sucedió, pero cuando las guedejas resaltaban su feroz aspecto y los rugidos llegaban hasta la plaza la barriada y casamatas de la avenida Herrera Oria, los vecinos protestaron ante las autoridades y, si mis recuerdos no me engañan, el peligroso vecino fue desalojado.Otros casos

No tengo muchas referencias de casos análogos o parecidos al comentado en la anterior rúbrica, pero sé por terceras personas que en más de un hogar malagueño, formando parte de la familia, conviven iguanas, reptiles, aves exóticas, monos y no sé si pirañas. Muchos de estos bichos -esta palabra sirve tanto para denominar un insecto como cualquier otro animal, incluidas las personas de aviesa conducta- pueden llegar a crear auténtico peligro en la comunidad. No es una noticia sensacional cuando la prensa recoge un caso verídico: la policía local atrapó un reptil de respetable longitud escapado de algún lugar. También un pequeño caimán apareció en un inodoro. Hay demasiados y peligrosos animales que por esnobismo o por equivocado amor a los animales son acogidos en un piso, en un chalé, en un jardín…

Me decía un colega de la profesión -periodista- que en su casa solo había un animal: Menda. El menda, claro, era él…, que en fondo es un cachondo, en la segunda acepción, burlón o divertido.